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Los ladrones de la droga de Sevilla entraban con su coche hasta dentro de la comisaría

La droga de la comisaría de Sevilla fue robada gracias al nulo control dentro de las instalaciones policiales. De las declaraciones del policía acusado se desprende la ausencia de medidas de seguridad que permitieron a los ladrones sustituir poco a poco la droga por paquetes de talco, cacao y yeso.

Según fuentes policiales, el policía ladrón de droga de Sevilla, Lars Sepúlveda, tuvo que entrar dentro de las dependencias policiales con un coche y acompañado de sus cómplices para robar paulatinamente la droga con toda comodidad.

Y así parece que se desprende de sus declaraciones en las que admite haber abierto las puertas de la comisaría y de los calabozos a sus socios de robo. Tal circunstancia era posible porque los encargados de las entradas suelen abrir la puerta a los conocidos habituales sin control aunque vayan acompañados. 

Posteriormente, las llaves de las dependencias donde estaban las drogas también podían conseguirse fácilmente porque no existía un control riguroso sobre ellas. De hecho, es más que probable, según estas fuentes, que Lars Sepúlveda hiciera una copia de las mismas y que se llevara la droga poco a poco usando su propio coche o el de otros. Ahora, la juez encargada del caso ha advertido que no tiene pruebas de que Sepúlveda robara toda la droga, sino sólo parte. Sin embargo, la declaración de Lolo, el socio del policía imputado, habla de 170 paquetes elaborados de nuevo con cacao, talco, yeso y otras sustancias.

Según EFE, la juez que investiga el robo de 150 kilos de cocaína y heroína en la Jefatura de Policía de Sevilla ha imputado al ex policía encarcelado la sustracción de seis alijos pero no ha encontrado pruebas que lo vinculen con la sustracción de otro alijo completo y parte de un tercero. El robo ha obligado a dejar en libertad al menos a siete presuntos narcotraficantes que fueron detenidos con varios kilos de droga cada uno y que se enfrentaban a penas de hasta diez años de cárcel. El cambiazo fue detectado a instancias de la Fiscalía Antidroga de Sevilla, que pidió el contraanálisis que se suele hacer a todos los alijos de cierta importancia.

El caso de la droga de Sevilla se empantana, pues, cada vez más. A la tardanza inexplicable de encontrar a los culpables, a la situación absolutamente impropia de las instalaciones que debían garantizar la seguridad en la propia Comisaría, a la dudosa imputación de tres mandos policiales reputados como policías honestos por sus compañeros, se añade ahora la novedad de que la juez instructora, Ana Escribano, no tiene pruebas de que el policía acusado robara toda la droga.

Según las declaraciones presentes en el sumario, el policía imputado en el robo de más de 150 kilos de estupefacientes de la Jefatura Superior de la avenida de Blas Infante, Lars Sepúlveda Madsen, sustraía la droga los domingos y se la entregaba a su socio, Manuel A. N, Lolo, en el Parque de los Príncipes, a tan sólo unos metros de la propia Jefatura, fuentes policiales consideran muy posible que las operaciones tuvieran lugar dentro de la propia Comisaría. Lolo y su novia, Violeta, se encargaban de elaborar paquetes parecidos a los robados con yeso, talco, cafeína o cacao que luego Lars colocaba de nuevo en los calabozos de la Jefatura donde se almacenaba la droga. Pero no parece normal que entrara y saliera de la Comisaría llevando bolsas o maletas. Pero fueron 170 paquetes de menos de un kilo los que se habían elaborado, según declaró el socio del policía.

La Policía Científica halló las huellas digitales de esta pareja, de Alcalá del Río en los paquetes sustitutos de los de la droga depositada. El policía robaba la cocaína y heroína de los calabozos y la sustituía por los paquetes realizados por la pareja los domingos por la tarde. Al parecer en esos momentos, por la escasez de personal, era posible mayor libertad de movimientos a la hora de entrar en las dependencias donde se guardaba la droga. Luego, entregaba la mercancía sustraída a Lolo, con el que se citaba en el Parque de los Príncipes, a tan sólo unos metros de la Jefatura. El policía utilizaba para estas entregas a veces una mochila y en otras ocasiones una maleta. Lars, sin embargo, negó en su declaración haber robado la droga y admitió únicamente haber abierto las puertas de la Jefatura a su socio, Lolo, para que fuera éste quien accediera a los calabozos.

Ahora se sabe que no hay pruebas que vinculen a Lars con la sustracción de seis bolsas de cocaína procedentes de la operación Maleta y medio kilo de la misma droga procedente de otro alijo. Puede ser que en el robo de ese alijo sólo interviniera Lars más experto que sus socios a la hora de ocultar sus huellas. Sin embargo, se considera probada su participación en los robos de decenas de kilos de cocaína y heroína intervenidas entre 2004 y 2008 en las operaciones Gran Vía, Tixe, Markara, Cunini, Piloto y Oasis.

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