(Libertad Digital) Maruja Torres nos deleita este jueves desde la contraportada de El País con un artículo que pretende ser irónico y divertido y en el que trata de responder a la sesuda pregunta: "¿Por qué tenemos una oposición tan tonta?".
Torres está muy preocupada por esta cuestión, por la que lleva "días estrujándome las sienes en busca de la solución". Una preocupación que contrasta con la tranquilidad que le transmite el Gobierno, "formado por bienintencionadas personas, algunas de ellas demasiado decentes para resultar entretenidas".
Así, no es raro que esa colección de pusilánimes hijas de María ministeriales resulte aburrida, pero eso no es malo ya que "éstos de ahora, sin ser ideales -y con esa prudente servidumbre hacia la Iglesia que muestran-, lo harán mejor que los de enfrente".
Sin embargo, "que me aburra la oposición", eso sí que resulta preocupante, no los cuatro millones de parados o el desplome del PIB, lo que tiene sobrecogida a Maruja (y es de suponer que a buena parte de la ciudadanía) es que la oposición resulte aburrida.
Finalmente, la escritora y periodista de El País ha encontrado la razón a "esta capa de sosería, de indiferencia ante la que les está cayendo -un diluvio universal moral- (…) esa fina y sin embargo resistente armazón que cubre -de Rajoy para abajo- a todo el Partido Popular, incluido el honorable Camps, se debe precisamente a sus sastres, les hayan pagado o no, formen parte de una trama de soborno o no".
Nótese que la culpabilidad se extiende independientemente de que se sea culpable, de que se hayan pagado o no los famosos trajes. Menos mal que con el Gobierno de bienintencionados podemos estar tranquilos, que si no la desazón se extendería entre los miles de personas que pierden su trabajo cada día y sería prácticamente insoportable.