L D (EFE) Nacido un 22 de agosto de 1808 en Chanteloup (Seine et Marne, Norte), Cartier-Bresson mostró enseguida una especial aptitud para las artes plásticas, especialmente para la pintura. Apenas adolescente, se mostró interesado en la fotografía, en aquellos tiempos poco desarrollada pero de la que ya no se separaría nunca más.
Corresponsal de guerra, el fotógrafo francés captó las miserias y la tragedia de la Guerra Civil española, así como de la II Guerra Mundial. Durante su larga vida, Cartier-Bresson fundó la prestigiosa agencia de fotografías Magnum y no cesó de viajar, como testimonian sus series de fotos sobre la antigua Unión Soviética, sobre México o la India. La cámara es "la prolongación de mi ojo", solía decir el fotógrafo, que aborrecía de los flashes en su trabajo y cuya doctrina del "instante decisivo" en la fotografía le convirtió en uno de los maestros indiscutibles de ese arte en todo el mundo.
Cartier-Bresson fue un personaje más del renacimiento cultural de la París de posguerra, donde trabó amistad con artistas de la talla del escultor suizo Alberto Giacometti, o los escritores Jean Paul Sartre y Albert Camus.