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Muñoz Molina y Tertsch critican el chiste de Almudena Grandes sobre monjas violadas

Muñoz Molina se ha referido en El País a un supuesto "chiste" que Almudena Grandes realizó en el mismo diario sobre la Madre Maravillas, sólo un día antes de celebrar el "Día internacional contra la violencia hacia la mujer". En ABC, Hermann Tertsch también replica a Grandes.

Muñoz Molina se ha referido en El País a un supuesto "chiste" que Almudena Grandes realizó en el mismo diario sobre la Madre Maravillas, sólo un día antes de celebrar el "Día internacional contra la violencia hacia la mujer". En ABC, Hermann Tertsch también replica a Grandes.
(Libertad Digital) Este episodio comenzó cuando la escritora Almudena Grandes –la misma que hace año y medio dijo que cada mañana "fusilaría" a dos o tres voces que le "sacan de quicio"– recordó este lunes en la contraportada de El País una frase de la Madre Maravillas: "Déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar". Y se preguntó: "¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmm!- sudorosos?"
 
No sólo eso. Grandes pide directamente que ante ese "contrato sadomasoquista" de Sor Maravillas, "la desbeatifiquen" y por otro lado "pueden beatificar a Bono, porque la pequeña vanidad de su implante capilar es pecado venial frente a tamaña perversión".
 
La respuesta a la escritora no se ha hecho esperar. Y llega también desde las páginas de El País. Lo hace su colega de profesión Antonio Muñoz Molina. Se pregunta el también académico de la Real Academia Española si estamos ante la repetición del viejo y querido chiste español sobre el disfrute de las monjas violadas. Según él, Grandes "hace lo que tal vez intente ser una broma acerca de una monja en el Madrid del comienzo de la Guerra Civil".
 
Muñoz Molina dice que para saber lo que ocurrió en la Guerra Civil "basta consultar a historiadores fuera de toda sospecha" y así "recuperar el testimonio de republicanos y socialistas sin tacha que vieron con horror los crímenes que se estaban cometiendo en Madrid al amparo del colapso de la legalidad provocado por el levantamiento militar".
 
Termina señalando que "cuando leemos artículos como el suyo y como tantos otros que por un lado o por otro parecen empeñados en revivir las peores intransigencias de otros tiempos, algunas personas nos sentimos cada vez más extrañas en nuestro propio país".
 
 

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