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LA PRENSA DE UN VISTAZO

Pedro J. tiene una pregunta para Zapatero y Salgado, nominada en Público

Una depresión futbolera invade las portadas y El Mundo se lleva el premio al titular más original:"Los especuladores suizos disparan el riesgo de España. Baja la cotización y crece el diferencial con Alemania". Y Zapatero se lleva una nueva ensalada de tortas por la descafeinada reforma laboral.

¿Es buena o mala la reforma laboral? Si hacemos caso a la inmensa mayoría de los periódicos, es una auténtica basura. El País: "Trabajo facilita aún más el despido barato para las empresas en crisis". ABC: "El despido podrá ser sin preaviso y con 33 días de indemnización". Público: "Despidos subvencionados". El Mundo "Zapatero oscurece aspectos clave de la reforma laboral". La Razón: "Zapatero abarata y facilita el despido para buscar el indulto de Bruselas". La Vanguardia: "El Gobierno incrementa el calado de la reforma laboral".

Juan J. Dolado dice en El País que el decreto es un compendio de "buenas intenciones y soluciones de dudosa eficacia" y aunque "la música suena bien" no aporta soluciones de caldo. "El objetivo del Gobierno es básicamente que se cumpla la ley, no cambiarla" y considera que se "juega con fuego ante la perspectiva de una reforma más justa y radical" porque las empresas pueden esperar a ver qué pasa finalmente y retrasar sus decisiones.

En el editorial, el periódico de Cebrián asegura que "la reforma laboral no acaba de cristalizar en una propuesta nítida y convincente" y que "las vacilaciones demuestran que el Gobierno no tiene claros cuáles son los límites de la reforma laboral que pretende". Tampoco aprueba que se tramite como proyecto de ley porque "el juicio de los inversores queda suspendido hasta que se apruebe la ley". Y advierte a Zapatero que no se "embarque en otra de sus famosas dilaciones" porque no le queda "margen de maniobra". ¿Podemos deducir que a Prisa no le satisface la reforma laboral? Podemos.

El Mundo abronca seriamente a Zapatero en el editorial. "El Gobierno ha querido oscurecer deliberadamente algunos aspectos clave de la reforma del mercado de trabajo" y ha "enmarañado el decreto". Pedro J. dice que "habría que preguntar al presidente por qué la mano que no le ha temblado para reducir el sueldo de los funcionarios o congelar las pensiones ha sido demasiado débil para dinamizar las reglas del mercado de trabajo". Y continúa. El decreto ley es "una mera declaraciones de intenciones que genera más incertidumbre que certezas" y no es "ni de lejos la reforma sustancial que anunció zapatero". Pues parece que tampoco le gusta.

La Razón dice que "el Gobierno se ha limitado a aplicar un par de brochazos para abaratar el despido de los nuevos contratados" y "aprueba un decreto cosmético para que Zapatero salga del paso ante el examen de Bruselas". Así que también deducimos que no, que tampoco le gusta.

ABC, con una buena dosis de mala lecha, da la razón a Zapatero en que "su Ejecutivo es el que menos ha contribuido a la credibilidad de España en el exterior". Dice que lo único que constata la reforma laboral es el "reconocimiento de que ya son inservibles los eslóganes habituales de la izquierda frente a las necesidades reales del mercado laboral en España" y que "la izquierda se topa con su caducidad ideológica". "Esta reforma no convence porque el Gobierno es capaz de convencer sobre su propia solidez política para tomar iniciativas". Aquí no hay nada que deducir. No les gusta.

Y a Público tampoco le gusta. Pero aquí encontramos la nota discordante. Al periódico de Roures la reforma le parece excesiva. Dice Marc Schwartz que los cambios introducidos "acentúan aún más el escoramiento del documento a los postulados de la patronal" y que "pese a todo a los empresarios y al PP les parece insuficiente: quieren trabajadores más baratos, despidos casi gratuitos". Y atiza a Zapatero –algo que se está convirtiendo ya en una costumbre-: "Están por ver los resultados de las concesiones de Zapatero a los voraces mercados".

Y Rajoy puede dar hoy saltitos de alegría porque podría abrir perfectamente las páginas de Público. Juan Carlos Esducier se convierte en su portavoz y contradice al Gobierno. Dice que "el departamento más superfluo del gabinete es el de la vicepresidencia de Elena Salgado, toda vez que la política económica ya no es cosa suya, sino de los burócratas de la UE, que le han cogido el gusto a eso de ponerla a escribir al dictado". Y continúa: "No acertamos a ver las diferencias entre lo que parece una clara injerencia en nuestra soberanía y la situación actual, en la que tenemos que pedir permiso para ir al baño. No es cierto que la UE se prepare para intervenirnos económicamente porque ya lo han hecho". ¿Parece o no parece que habla el mismísimo Mariano Rajoy?

Por último, El País entra en éxtasis por la quiebra de la filial de la productora de Roures: "Mediapro presenta suspensión de pagos". Aunque La Gaceta tampoco se queda atrás: "Los ahijados de Zapatero, en suspensión de pagos". Y le dedica seis páginas interiores y un editorial. Otro feliz en un día aciago. Por la selección, naturalmente.

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