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Serrano: la obra de nunca acabar sigue en marcha dos meses después de inaugurarse

El pasado 25 de septiembre Gallardón "inauguraba" la calle Serrano, que llevaba dos años sufriendo las obras más duras que se recuerdan en la ciudad. Más de dos meses después buena parte de la vía sigue en un estado lamentable y las tiendas sufren las consecuencias de la obra de nunca acabar.

Publicidad, una fiesta con alfombra incluida, un "plan especial"... el alcalde Gallardón no escatimó para inaugurar la calle Serrano tras siglo y medio de existencia y, eso sí, dos años de terroríficas obras que prácticamente habían arruinado al comercio en la zona, una de las más comerciales de la capital y lugar elegido por las más importantes firmas de la moda y el lujo.

Sin embargo, más de dos meses después de esa inauguración la calle Serrano sigue en obras, en muchos puntos de su recorrido hay restos de lo hecho, huecos abiertos, espacios cerrados o ruidosas máquinas.

La suciedad ha disminuido y el tráfico ya está prácticamente normalizado (con la excepción de un carril permanente ocupado por la obra en prácticamente todo el trayecto desde Diego de León a Alcalá) pero el estruendo sigue siendo el mismo en algunas zonas y las tiendas sufren todavía no pocos problemas.

Los aparcamientos se abren, pero sólo en parte

Precisamente, este sábado se abrirán dos de los tres aparcamientos que han sido la razón de las obras, pero sólo lo harán en parte: 457 plazas destinadas a rotación, situadas en la primera planta de ambos estacionamientos.

Este miércoles recibieron la visita del alcalde, que aprovechó para recordar que: desde hace más de dos meses, residentes y comerciantes "pueden disfrutar" de "la nueva imagen de Serrano", aunque es de suponer que no se refería a que la nueva estética de la calle incluya las obras eternas.

Gallardón no dejó de aprovechar la oportunidad para, con su altisonante lenguaje habitual, calificar la reforma de Serrano uno de los proyectos más ambiciosos acometidos por el ayuntamiento: "No en vano, hemos actuado en la epidermis de esta vía, en su sistema nervioso y en su subsuelo", dijo.

Tenga usted una tienda de lujo para esto

Como muchos de nuestros lectores sabrán la calle Serrano agrupa, junto con algunas de las vías adyacentes, la mayor parte de las tiendas de lujo de la ciudad. Se trata de establecimientos que gastan importantes cantidades en cuidar hasta el más mínimo detalle, tanto en sus escaparates como en su interior.

Sin embargo, ahora esos escaparates siguen en buena medida tapados por las obras y en el interior, diseñado hasta el último detalle para que todo sea agradable al comprador, en lugar de la música cuidadosamente seleccionada se escucha el estruendo que llega desde el exterior.

En algunas de ellas, de hecho, no sólo tienen que aguantar los ruidos propios de cualquier obra, sino incluso el rugido permanente de unos enormes ventiladores que proporcionan ventilación a las obras subterráneas del último de los parkings. "Está todo el día funcionando, es insoportable", nos dicen en una de ellas; "hoy es un día tranquilo, otros hay ruidos de todo tipo y no se puede aguantar" es el comentario que nos hacen en otra.

Mejorando tras la catástrofe, pero todavía mal

El comercio en Serrano ha sufrido un auténtico descalabro durante los dos años de obras, que dejaron la calle verdaderamente impracticable y que vinieron a unirse y a acentuar los problemas, ya de por sí importantes, que a las tiendas les habría supuesto por sí sola la crisis económica.

Pero que tu escaparate se vea taponado por las obras o que los clientes tengan que atravesar un mar de zanjas para llegar a tu puerta puede ser todavía peor que la crisis, así que el panorama que presenta hoy Serrano es bastante distinto al de hace dos años: muchos locales han cambiado de dueño e incluso algunos siguen cerrados sin encontrar arrendador, como una muy tradicional tienda de ropa junto a la Puerta de Alcalá (de las de "toda la vida") o un exitoso café, al menos hasta que empezaron las obras, en la siguiente esquina con la calle Columela.

Preguntamos en alguna de las tiendas de la calle si tras la "inauguración" en septiembre se ha notado que los clientes hayan regresado: "Sí que hay algo más de gente porque antes es que no había nada, pero no tiene ni punto de comparación con lo que era la calle antes de las obras".

Es obvio que muchas de las incomodidades ya son igual de importantes que en los momentos más duros de las obras, "se llenaba toda la tienda de polvo", nos cuenta una dependienta, y también es cierto que la situación económica no es la misma, pero por el momento parece que el gran centro comercial a cielo abierto que el alcalde tenía en mente no es tan rentable como lo era antes de que el consistorio entrara como elefante en cacharrería.

Quizá cuando de verdad acaben las obras...

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