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Una gran explosión originada en un transformador provoca el caos en el corazón de Nueva York

El caos se ha apoderado de los neoyorquinos al registrarse una explosión de gran potencia en el centro de Manhattan, en hora punta y al parecer debido al incendio de un transformador. La explosión ha ocasionado una gran humareda y ha provocado el corte del tráfico en buena parte de la Gran Manzana. El alcalde Michael Bloomberg confirmó que no se trata de ningún atentado terrorista. Eso sí, a causa del incidente perdió la vida al menos una persona y otras veinte permanecen hospitalizadas.

El caos se ha apoderado de los neoyorquinos al registrarse una explosión de gran potencia en el centro de Manhattan, en hora punta y al parecer debido al incendio de un transformador. La explosión ha ocasionado una gran humareda y ha provocado el corte del tráfico en buena parte de la Gran Manzana. El alcalde Michael Bloomberg confirmó que no se trata de ningún atentado terrorista. Eso sí, a causa del incidente perdió la vida al menos una persona y otras veinte permanecen hospitalizadas.

L D (EFE) El alcalde republicano de Nueva York, Michael Bloomberg aseguró que la deflagración no está vinculada a una acción terrorista, confirmó, no obstante la muerte de al menos una persona y la hospitalización de veinte afectados de consideración por la explosión.

Bloomberg avanzó que no había indicios de escapes de gas en la zona o fallos en el suministro de electricidad.

El siniestro se produjo frente al edificio Chanin, en el número 122 de la calle 41, en el este de Manhattan, a las 24.00 hora española (18.00 hora local), muy cerca de la estación Grand Central de trenes y del emblemático edificio Chrysler.
 
Según las autoridades, la explosión fue debida a una excesiva condensación de vapor en una conducción subterránea de unos 50 centímetros de diámetro, instalada en el año 1924, que provocó un gran socavón.
 
Por el sistema de alcantarillado y otras conducciones subterráneas salen a las calles de Nueva York millones de litros de vapor procedentes de los sistemas de aire acondicionado y de calefacción de los edificios de la ciudad, que cuenta con algo más de 8 millones de habitantes.
 
El exceso de condensación en esas conducciones de vapor ha ocasionado en más de una ocasión algún incidente, como el ocurrido en 1989 cuando una explosión similar causó la muerte de tres personas y numerosos daños materiales en edificios.
 
"Sonó como una gran explosión... Era una cadena larga de ruidos. Miré por la ventana y vi una gran nube de humo marrón que cubría toda la calle", comentaba Liah Winberg, que trabaja en el edificio contiguo frente al que se produjo el suceso.
 
"Me pareció que estaba otra vez en el 11 de septiembre. Fue horroroso", agregó Winberg.
 
Este suceso hizo que muchos neoyorquinos volviesen a vivir el terrible episodio del 11 de septiembre de 2001, cuando terroristas de Al Qaeda estrellaron dos aviones contra las Torres Gemelas y provocaron la muerte de más de 2.000 personas.
 
María González, una salvadoreña testigo directo de la explosión, que fue atendida por lesiones en el cuello por los servicios sanitarios, dijo que "cuando iba por las escaleras en el piso 19 noté como si lloviera".
 
"Me cayó todo el techo del edificio en la cabeza", añadió, quien explicó que consiguió salir por sí misma del edificio, en el que, dijo, "todavía queda mucha gente en los pisos de arriba".
 
Por su parte, el dominicano Luis Santos, responsable del mantenimiento del ascensor del edificio afectado, decía sentirse afortunado por salir ileso. "Oí tal explosión que supe que tenía que salir inmediatamente del edificio", señaló Santos.
 
La explosión se produjo en hora punta, cuando miles de ciudadanos se dirigen a la estación de Grand Central al terminar su jornada laboral para regresar a sus casas en el mismo estado de Nueva York y en el vecino de Connecticut.
 
Precisamente a esa hora, un grupo de 39 jóvenes españoles, que se encuentran de intercambio cultural en EEUU, fueron testigos de excepción del caos y el miedo vividos tras la explosión.
 
Dos grupos de veinte y diecinueve jóvenes procedentes, respectivamente, del País Vasco y Cantabria, que pasan unos días en el vecino estado de Connecticut, han vivido de cerca la psicosis que ha despertado en Manhattan la explosión.
 
Los jóvenes españoles se encontraban en la céntrica estación de trenes cuando se produjo la explosión y declararon que salieron "corriendo" de ella.
 
Entre una multitud que salía despavorida, puesto que la estación ha figurado en numerosas ocasiones como objetivo terrorista, el grupo de jóvenes llegó disperso a la calle, donde vivió las escenas de pánico de muchos de los neoyorquinos que se encontraban cerca del lugar de explosión.
 
"Estábamos en Grand Central y hemos tenido que salir corriendo. Nos han dicho que nos alejáramos del edificio y cuando he mirado hacia arriba he visto el edificio Chrysler envuelto en humo", explicó David, uno de los integrantes del grupo de españoles.
 
En el momento de salir de Grand Central, los dos grupos se dispersaron y los jóvenes se vieron perdidos entre una muchedumbre que corría la calle 42 dirección oeste sin un destino claro.
 
Angela, una joven vasca, aseguró que vivieron un auténtico "caos", ya que la organización no pudo reunirse hasta después de transcurrido "un buen rato".
 
"Hemos visto un montón de coches de la policía, del FBI y mucha, mucha gente, además de militares con pistolas que vigilaban las entradas a la estación", relató David, quien mientras relataba lo ocurrido se mostraba nervioso y excitado por la situación.
 
El joven explicó que, tras lograr "juntarse de milagro con el resto del grupo", esperaron a poder tomar otro tren para volver a Connecticut, donde les esperaban las familias que les acogen estos días.

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