Juicio 11M: Sesión 31
La versión del coronel Hernando queda desmontada


La sucesión de testigos continúa: en la trigésimo primera sesión fueron diecinueve los que desfilaron ante el tribunal. Algunos tan esperados como el coronel Hernando y otros tan irrelevantes como un supuesto conocido de "El Chino" que se movía en el narcotráfico y que declaró que no sabía quién era esa persona.

Lo más destacado de la jornada fue la declaración de Francisco Javier Jambrina, jefe de Operaciones de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo. Aseguró que el miembro de la UCO y controlador de Rafa Zouhier, el agente "Víctor", le pidió que destruyera una nota informativa en la que se reflejaba que el confidente había hablado de dos asturianos que podían traficar con hasta 150 kilos de explosivos. Y negó que su unidad dejara de investigar la trama asturiana un año antes del 11-M.

Desmentía así al jefe de la UCO, el coronel Félix Hernando, que declaró poco antes. Dijo que "todavía hoy tengo la duda de que esos 150 kilos de explosivos existieran alguna vez" y trató de restar importancia a esa nota al decir que sólo era una mera ampliación. También declaró que fue un Tedax el que recomendó que se destruyera la muestra de explosivo facilitada por Zouhier. Su paso por el juicio sirvió también para constatar que Hernando mintió al juez Del Olmo y en la comisión de investigación parlamentaria. Ante los comisionados explicó que la única nota que existió sobre las informaciones proporcionadas por el confidente Zouhier está fechada el 27 de febrero de 2003. Sin embargo, está esa posterior del 6 de marzo que pretende que pase por una ampliación. De ella nada dijo ni al magistrado ni a los diputados.

También fue el turno del que fuera comisario jefe de la UCIE, Mariano Rayón, que reconoció ante el tribunal que detuvieron a Jamal Zougam porque les "apremiaba la urgencia". Fue él junto con el comisario general de Información, Jesús de la Morena, quienes ordenaron ese arresto. De la Morena declaró que esta actuación era "la mejor decisión que hemos tomado en la vida". Rayón admitió que sólo era sospechoso por sus "amistades radicales". Sobre Leganés dijo que no estuvo allí y que no tenía conocimiento de que en el piso contiguo estuviera un policía. Tampoco le llegó ningún tipo de información sobre suicidas en los trenes.

Por la mañana, la memoria selectiva de algunos testigos volvió a ser protagonista. Fue en el caso de Fernando Huarte, el socialista asturiano que visitaba en prisión a Benesmail, considerado lugarteniente de Lamari. El testigo no supo precisar si hablaron alguna vez de este islamista muerto en Leganés. Sí que recordó con claridad que nunca le habló de ETA ni de la fórmula de la cloratita tan usada por los etarras que apareció en su celda. De esto último se enteró por la prensa. Dijo ser "afiliado de base" al PSOE de Gijón y que, en contra de lo probado, no desempeñó funciones de seguridad. Su condición de militante, aseguró, no sabe si condiciona su testimonio.

El calendario del juicio por el 11-M se modificó y las sesiones arrancaron en jueves. La primera testigo del día fue Dolores Motos. Explicó que la Policía la llamó, no recuerda qué día, porque tenía que identificar un cadáver. En dependencias policiales nadie le habló de eso sino que le preguntaron durante "cuatro o cinco horas" si estaba implicada en los atentados. Posteriormente declaró el agente de la Policía Científica que fue al Parque Azorín a fotografiar la mochila de Vallecas. Al final se encargó de ello un tedax y aunque él apreció los destellos del flash nunca vio esas fotos. Le llegaron a decir que "no existían". Del carrete dijo que "desapareció". También hubo tiempo para que prestara declaración como testigo Rodolfo Ruiz, jefe de la comisaría en la que apareció la mochila y ahora condenado por las mentiras del caso Bono. Apuntó que "jamás" vio la bomba y que le avisaron cuando ya había sido trasladada al Parque Azorín para su desactivación.

La madre de Jamal Zougam declaró que la noche previa a los atentados su hijo durmió en casa. Cuando el día 11 se despertó estuvieron desayunando y viendo juntos la televisión. Después llamó a su hermano para preguntarle sobre la situación del tráfico y a las once de la mañana se fue al trabajo. Antes de terminar, negó que Jamal fuera seguidor de alguna corriente violenta del islamismo.


Pequeños detalles, por Luis del Pino

 
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