Juicio 11M: Sesión 33
El papel de El Egipcio


La trigésimo tercera sesión del juicio arrancó con la declaración del preso islamista Kamal Ahbar, que había quedado interrumpida la jornada anterior. En este caso, fueron varias las contradicciones en que incurrió. La verosimilitud de su relato quedó en evidencia hasta el punto de que el presidente del tribunal llegó a dudar públicamente de su testimonio cuando apostilló su enésima petición para que se ajustara a las preguntas con un "diga lo que le preguntan, si es que sabe algo de verdad".

La declaración de este testigo talibán provocó un incidente en el habitáculo desde el que siguen la vista los acusados. Rafa Zouhier se enfrentó a varios procesados, principalmente a Basel Ghalyoun, que se encuentran encarcelados en la cárcel de Alcalá Meco de Madrid en la que también está Kamal Ahbar. Hubo un intercambio de acusaciones que obligó al presidente del tribunal a ordenar a Zouhier que siguiera la jornada desde fuera de la pecera de seguridad. Según fuentes jurídicas, algunos acusados se mofaron de Zouhier porque "su" testigo le había inculpado y exculpado a casi todos los demás.

También declararon como testigos los policías italianos que participaron en la investigación de Rabei Osman, "Mohamed el Egipcio". El interrogatorio del abogado del acusado a uno de los comisarios fue exhaustivo. A preguntas de Endika Zulueta, el agente reconoció que "El Egipcio" no intentó contactar desde Italia con ninguna persona relacionada con los atentados del 11-M desde que llegó a Milán en 2004. También consiguió el letrado que el policía italiano reconociese que cuando el presentado como ideólogo de los atentados se refirió a "El Tunecino" como "maestro" lo hizo delante del juez —y no en ninguna conversación— y porque le dio clases de español. El comisario admitió que la policía italiana no llevó a cabo una investigación sobre informaciones dadas por otros países.

Coincidiendo con esta sesión, Luis del Pino publicó en Libertad Digital otra entrega de Los enigmas del 11-M: Ojo de lince. Probaba que no es cierto que el teléfono clave para llegar a Leganés fuera descubierto en un arranque de genialidad el día anterior a la explosión del piso, como declaró el pasado jueves el ex comisario Gómez Menor ante el tribunal. La UCIE sabía de la importancia de ese teléfono desde al menos 13 días antes de lo declarado por este mando policial. Así consta en una de las declaraciones incluidas en el sumario del 11-M. Los autos judiciales y las conversaciones grabadas a ese número clave por orden del Juzgado ponen en duda la versión ofrecida por ese mando policial.

 
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