Corea del Sur se ha convertido en una selección habitual en las citas mundialistas. Brasil 2014 será su octava Copa del Mundo de manera consecutiva. Algo que a simple vista parecería fácil pero que selecciones como Francia, Holanda o Inglaterra no han podido conseguir. Posiblemente no sean candidatos a ganar el torneo, pero sí que pretenden romper las expectativas y lograr pasar con éxito la fase de grupos.

Desde la llegada de Hong Myung Bo al banquillo se ha llevado a cabo un proceso de regeneración. Era la única solución posible para poner fin a los malos registros del equipo nacional. Respecto al pasado Mundial de Sudáfrica tan solo hay cinco jugadores que repiten experiencia. De esta forma, queda patente que el seleccionador apuesta por los jóvenes al contar tan solo con un futbolista que sobrepase los treinta años.

Kim Shin-Wook es un jugador especial. En un país donde la estatura media ronda el metro setenta, este delantero está cerca de los dos metros. Le ha costado integrarse en el estilo de juego del seleccionador. A pesar de su tamaño y envergadura, que será un punto a favor a la hora de ser frenado por las defensas rivales, no solo es bueno en el juego aéreo o en jugadas a balón parado para rematar los centros. Le gusta, y ha aprendido a, jugar con los pies. Es uno de los máximos goleadores de la Liga y un luchador nato. Haber comenzado como defensa e ir adelantando su posición hasta la línea de ataque le permite conocer cuáles son las necesidades del resto del equipo.