Si los ricos tienen tanto interés en contribuir en mayor medida a "sacar al país adelante", sólo deben presentarse en la ventanilla de cualquier delegación de Hacienda y realizar un pago voluntario por la cantidad que estimen conveniente.

Cuando Batista dejó la presidencia y viajó a Chile, el camarada Pablo Neruda lo saludó con un texto absolutamente obsequioso lleno de adjetivos entusiastas.

José Luis Rodríguez Zapatero, siervo del capital, vendido al neoliberalismo, lacayo imperial, vasallo de los especuladores, mamporrero de los poderosos, quintacolumnista de la judería financiera, traidor de clase.

Aprobaremos una norma que no sirve en absoluto para alcanzar su objetivo declarado. Vamos, un fraude en toda regla. Eso sí, un fraude consensuado. Albricias.

Tiene que contener a los rebeldes que han comprendido que el gesto de Zapatero hace innecesario celebrar elecciones el 20 de noviembre. Borrell existe y es del sector crítico, aunque nadie supiera nada hasta la fecha.

Felipe González Iglesias anda buscando el significado de "cambullero". No lo he oído nunca y no lo encuentro en los diccionarios. Solo aparece "cambullonero": persona que trapichea en torno a los puertos con negocios un tanto sospechosos.

Los republicanos deberían preparar urgentemente un buen anuncio televisivo para su campaña presidencial. El título podría ser "¿Quién es el antipatriota y el irresponsable?" y poner aquel vídeo de Obama de campaña por Fargo en 2008.

El acuerdo PSOE-PP para limitar el déficit presupuestario a través de una enmienda constitucional supone una oportunidad perdida para empezar a poner orden en este tremendo disparate en que se ha convertido el Estado de las autonomías.

¿Por qué llamamos estabilidad al 0,4 % de déficit estructural más el que corresponda por causas coyunturales?

Más allá de la caza al policía llevada a cabo por estos grupos antisitema y la utilización socialista de los incidentes, está la creciente degradación del orden público a la que asistimos desde mayo, primero con Rubalcaba y después con Camacho.

El software libre es sociedad civil en la que participan ciudadanos, asociaciones y compañías. Y es ahí donde radica su éxito, no en la intervención de político alguno.

Tras admitir que Zapatero le había convencido, tal vez enseñándole unas encuestas electorales, su obsesión fue la de introducir un matiz muy sutil: que la reforma para fijar un límite al déficit público en la Constitución no incluya el límite.