El apocalíptico escenario contable en las comunidades perdidas por el PSOE avala a quienes sostienen que el Ejecutivo se parapeta tras unas cifras irreales que poco o nada tienen que ver con la realidad.

Ninguno de los puntos alcanzados en la Cumbre ataca el problema de raíz, y las medidas anunciadas tan sólo sirven para comprar, nuevamente, tiempo, algo más de tiempo...

Era más verosímil el dóberman que ese plan secreto guardado en la caja fuerte de Génova 13. Y el gran problema de los socialistas es, justo, que su proyecto no está oculto, sino escandalosamente a la vista.

Hace veinte años era Juan Guerra, “Miemmano”, el que intermediaba para los tratos de favor en aquel despacho de la Delegación del Gobierno en Sevilla; ahora es “Meuprimo”, en una estación de servicio, el que se encarga de parecidos trámites.

La AVT ha desempeñado un papel político crucial, que no tendría por qué desempeñar si el país dispusiera de una clase política con un mínimo de decencia y dignidad política.

Son innúmeros los eufemismos que han impuesto los terroristas vascos y que han sido aceptados de modo general. Cito solo algunos ejemplos: “lucha armada” (= terrorismo), “autodeterminación” (= secesión).

Resulta que vamos a pagar un millón de euros para renovar de nuevo toda la parafernalia tecnológica de los señores diputados. Para juzgar lo que se hace en la cosa pública conviene estudiar qué se hace o se haría en entidades privadas.

El 20-N puede marcar el final de una etapa en la historia reciente de España, porque lo que tendrá que hacer Mariano Rajoy va a ser desmontar el sistema socialista erigido en los tres últimos decenios si quiere que salgamos de esta.

Si Rajoy hubiera manifestado firmeza y desconfianza ante el comunicado etarra, el líder del PP no habría hecho más que conectar electoralmente con esa inmensa mayoría de ciudadanos que no se cree que hayamos alcanzado el fin del terrorismo.

El gobernante africano de los últimos tiempos ha sido la versión humana de Scar, y los resultados los mismos: hambre y crisis económica. Intervenir en el equilibrio natural de una sociedad crea graves desequilibrios que imposibilitan la convivencia.