¿Es que vamos a tener que pasar por la experiencia de Venezuela para darnos cuenta de que sin libertad económica ni hay libertad política ni individual?
Proust no es solo un moroso recolector de naderías inolvidables. Es un escritor que trata de alzar sobre la penosa condición material –esto es, mortal- del ser doliente una construcción moral, una forma moderna, no religiosa, de trascendecia.