Lo peor sería que el PSOE arrastrase en su descomposición a España, cuya Constitución y Estado de Derecho ya son, cierta y lamentablemente, residuales en Cataluña.
La gestión de la crisis ha sido tan nefasta que solo la irrelevancia de la izquierda murciana puede hacer soñar a los populares con no perder el Gobierno regional.
Qué otra cosa vamos hacer que dar bola a noticias que reforzarán la impresión de realidad de lo que quieren hacer los separatistas el 1 de octubre en Cataluña.
Esta institución benéfica de indudable valor y merecidísimo prestigio es a día de hoy un barco que se adentra cada vez más en las tenebrosas aguas del populismo.