Tendría guasa que, después de haberse ido tanta gente, tuviera que ser la marcha de un futbolista lo único capaz de abrir los ojos a los nacionalistas catalanes.
A diferencia de lo que ha ocurrido con otras independencias en el último siglo, llama la atención la resistencia de los caudillos separatistas catalanes a pasar por la cárcel.
Lo que en verdad hay es un ejército de parásitos funcionarizados, legiones de chupatintas a los que mantienen y dan de comer los catalanes que producen algo útil.
¿Cómo va a ir cualquier cosa de la Unión Europea a esa región que quiere salir de la Unión Europea y a esa ciudad que les dice a los turistas "Go home!"?
Mentira, todo mentira y nada más que mentiras. Una tras otra, a ráfagas largas y en cadena. Bulo a bulo. Así es como los verdugos se presentan como víctimas.