El fin de Puigdemont, como el de Mas, como el de la antigua Convergència, no hace más que confirmar el viejo axioma: la revolución devora a sus hijos. Pues no aprenden.
Ser exiliados del castrismo y conformar la lista de 'personas non gratas' de la tiranía de los hermanos Castro no nos confiere ningún tipo de privilegios, todo lo contrario.
La maquinaria separatista ya no puede detenerse sin llevarse a toda una generación de políticos independentistas por delante. En eso está Puigdemont. Confiemos en él y dejémosle hacer.
Cuando neutralizas el articulo 155 de la Constitución para convocar elecciones, la unica forma que tienes de evitar nuevas ilegalidades es recurrir a la Justicia.
Es importante que una voz como la de Escohotado pueda escucharse en una región como Andalucía, dominada por el pensamiento único y el lenguaje políticamente correcto.
Creyó descubrir en el antiguo virreinato la oportunidad de restaurar la grandeza de la Casa de Austria en el orbe hispánico. Sus medidas liberales lo malquistaron con los conservadores que antes le habían apoyado.