"A mí si algo me enorgullece como español es la escuela catalana". Eso ha dicho Pablo Iglesias en una entrevista en RNE. Para justificar su dañina gansada, se permitió mencionar datos rematadamente falsos.
Convendría dejar claro que al menos una parte de la institucionalidad española rechaza el uso que el expresidente hace del cargo que un día ocupó para legitimar a una dictadura que debe ser ahogada.
¿Cómo es que una idea tan aberrante, y tan criminal en sus efectos desde el inicio, ha ejercido un atractivo tan poderoso en tanta gente, en muchos casos con una inteligencia de primera clase?