Las prisas del separatismo catalán por consumar la ruptura pueden tener su explicación en el hecho de que, a pesar de todo lo que hacen, el tiempo no corre a su favor.
Sánchez o Sànchez, por supuesto, no va a ser presidente de nada. Y la razón de que el ido lo haya propuesto a él, todo el mundo lo sabe, es precisamente esa.
Como no hay ley electoral que haga que los italianos voten un Gobierno estable, lo más probable es que el lunes Italia sea tan ingobernable como siempre.
Los violentos no solo no están en el poder, sino que los fascistas de izquierda y de derecha se reprimen cuando tratan de cruzar las líneas rojas de la violencia.
¿Por qué mentir sobre los héroes reales, y ocultar a las verdaderas víctimas? Ambas cosas las averiguamos sabiendo de dónde vino querer que los últimos sean los primeros.
Es este socialismo emotivista el que impone su hegemonía y el que ahora, en una penúltima vuelta de tuerca, asume la ideología de género como la superideología oficial del Estado.