El PDeCAT es una inmensa red clientelar que necesita de modo irrenunciable el control del erario. Y por eso están dispuestos a sacrificar lo que sea, empezando por el ido.
No es de extrañar que esta sea una de las profesiones más desprestigiadas y que, en conjunto, la credibilidad de los grandes medios esté por los suelos.
La izquierda considera a la mayoría de los delincuentes víctimas de un orden social (capitalista y, por tanto, radicalmente injusto) que los lleva a actuar fuera de las leyes, diseñadas por una clase dominante.
Cuidado con los populistas: no sólo hay charlatanería barata y demagogia de frasco para consumo de masas ignorantes en la diana política que ha identificado esa gente.
"Mientras no se sepa quién ideó y perpetró el 11M, en España todos los días serán 11M". Pues no se sabe. Y por eso, hoy, 11 de marzo de 2018, estamos como en 2004.
La izquierda está cayendo en las encuestas y, como le confesó Zapatero a Iñaki Gabilondo ante un micrófono indiscreto, "nos conviene que haya tensión".