La televisión sirve estadísticamente para dos operaciones cotidianas con una audiencia universal: seguir las noticias y apreciar los mapas meteorológicos.
Los izquierdistas defienden a tipejos como Hasel o Valtonyc porque son de los suyos, no porque crean en la libertad de expresión, que para ellos no es un fin.
Las lenguas, lo diga o no el Tribunal Constitucional, no tienen necesidades, ni pueden estar en situación de desventaja. Eso solo se puede predicar de las personas.