El Gobierno de Rajoy es claramente partidario de la vía Junqueras, una suerte de solución oso amoroso con presidenta de paja que introduzca suavemente la república.
Habrá que reconocer al PNV su habilidad para pactar con todo el mundo: con ETA en Estella, con Bildu y Podemos en Navarra, con el PSE en Vitoria y con el PP en Madrid. ¿Alguien da más?
En breve tendremos a la máxima autoridad del Estado en Cataluña, se llame como se llame, conspirando día y noche para destruir el orden constitucional de la Nación.
Las sedicentes autoridades no han venido tratando a los okupas como delincuentes, sino como ameritados colectivos dignos de admiración por ser creativos y progresistas.
España no puede tener un ministro de Justicia de semejante ralea, así de sencillo. Catalá, de hecho, es la encarnación de lo que no debe ser un ministro de Justicia.