En las manos del Gobierno está parar al tal Torra, el presidente de los Comités de Defensa de la República. Es tan simple como aplicar de verdad el artículo 155 de la Constitución.
El bicho racista no acaba de aparecer ahora en la fruta melosa del nacionalismo catalán. No es un extraño corruptor de la carne cívica de esa fruta intachable. Siempre ha estado ahí.
Cataluña vuelve a estar sometida a un 'gang' de liberticidas de la peor especie, liderados por un indeseable racista, que pueden acabar desencadenando un muy grave conflicto civil. La responsabilidad de Rajoy es tremenda.
Su manifiesto se extiende en consideraciones sobre las diferencias entre los hombres a causa de la mayor o menor posesión de bienes totalmente fuera de lugar.