La élite del empresariado catalán se implicó, y desde bien pronto, en el itinerario de la degradación y voladura controlada del orden legal dirigido desde la Plaza de San Jaime.
Sólo hay algo peor y más ridículo que negar que España necesita un cambio de Gobierno: y es afirmar que lo necesita por el caso Bárcenas pero no buscarlo en las urnas.
En esta época amenazada por el golpismo nacionalista y el populismo totalitario, en el que un juez es acosado por el mismísimo ministro de Justicia, el ejemplo y las ideas de Unamuno son hoy tan necesarios como en 1936.