Lo decisivo para esta gente es que el ser humano no sea libre. No nos dejarán hacer ni, lo que es peor, pensar al margen de sus dictados gubernamentales.
Aunque sea preferible que Puigdemont siga expatriado antes que juzgarlo sólo por malversación, la decisión de la Justicia alemana debe provocar una enérgica protesta por parte del Gobierno español.
En nuestro país hay al menos seiscientas sectas, la mitad de tipo satánico, que están fuera de control desde que la Iglesia católica suprimió a los cazafantasmas del reino del diablo.
Si la mitad o más de los fieles verdaderos de una diócesis está convencida de que un prelado es un canalla, algo hay que hacer. El mismo Juan Pablo II que le nombró, le pidió su renuncia.
El proyecto de Bolívar no concibió nunca a América como una zona desgajada de Occidente, sino todo lo contrario. Ha sido la izquierda indigenista y chavista la que ha pretendido convertir el bolivarianismo en un movimiento antisistema.