Cada vez que personajes como Torra y Colau se meten con el Rey, crean miles de felipistas horrorizados ante el panorama de una república amarilla del tres por ciento y los narcopisos.
La conjura es de las FARC y su aliado Juan Manuel Santos. Por allá caminan las Euménides que enloquecen a Uribe pero que lo que se proponen es matar a Duque y mantener en sus garras el país entero.
Socialista al fin y al cabo, nos ha salido indolente, un perfecto haragán. Al ritmo que va no le dará tiempo a hacer el daño que cabía prever al comienzo de su mandato.
Ni las licencias, ni las leyes 1-30 ni la amenaza cierta y cercana de los coches autónomos tienen tanta importancia como que los propios taxistas han decidido destrozar su negocio.