La condición de 'creyente' ideológico funciona como un salvoconducto moral. Es asombroso que siga siendo así después de la inmensidad de crímenes causados por creyentes ideológicos en el siglo XX.
Es obvio que aquí ningún político paga por aceptar vivir en el golpe de Estado permanente: Rajoy disfruta de su Registro y Sánchez del Palacio de la Moncloa.
La nueva dirección del PP sigue reivindicando los de Mariano Rajoy como “años de extraordinario gobierno”, y la gestión que dicho Gobierno realizó de la crisis catalana como “extraordinaria”