"No hay electorados cautivos, no hay votos cautivos, ni siquiera el mío", dijo Aznar hace unos años. Rajoy no tuvo en cuenta ese aviso de su mentor y así le fue.
La izquierda justiciera y su brazo mediático tratan despavoridos de agitar el fantasma ultraderechista e insultan a los simpatizantes de Vox como porteras hiperventiladas. Están acojonados. Muy bien.
Este Gobierno indefendible está en manos de unos golpistas juramentados con la voladura del orden constitucional y con la destrucción de España como nación y como Estado de Derecho.