Gracias también a Rufián, a Torra, a Évole y al gran Wyoming. Sin su inestimable ayuda, reconocen en Vox, la irrupción de tal partido en la política española no hubiera sido posible.
Una de las constantes del modo de estar de los españoles es lo que se describe con la expresión de “quiero y no puedo”, unida en ocasiones a la importancia del “qué dirán”.
Y ahora arremeten con otro bulo: los ricos son contaminantes y presionan a los políticos; como si no supiéramos que la riqueza está asociada con un mejor medioambiente, no con uno peor.
Da miedo pensar que, con tal de no pactar con VOX, contra el que Manuel Valls planteó hacer un cordón sanitario, en Cs estén planeando hacer presidente a Marín con el apoyo del PSOE e incluso de Podemos.
Todo lo que gane VOX a partir de este instante lo van a perder el PP y Ciudadanos. Y viceversa. Porque, al menos de momento, la fantasía de la transversalidad es solo eso, una fantasía infundada.