Mal asunto el de Venezuela. Muy mal asunto porque el problema real no es ese ridículo patán verborreico. El problema serio, el de verdad, es el Ejército.
La brutalidad de Maduro y su nulo respeto por la democracia no son tan diferentes en la intención totalitaria de la obcecada patrimonialización de Cataluña que hace Torra.
Como casi todo lo que hace este presidente de auténtica vergüenza ajena, lo de Hernández no ha sido más que una pésima operación publicitaria de escasísimo recorrido.
El Gobierno puede verse como un mal necesario para que dispongamos de una vía de escape, una especie de víctima propiciatoria que nos permita descargar o proyectar nuestras contrariedades y frustraciones.
La influencia chavista radicalizó a la vieja izquierda, impulsó el surgimiento de una nueva izquierda rupturista y fomentó un clima político fuertemente confrontativo.
La figura del ministro de Cultura del doctor Sánchez, José Guirao, contrasta con la del también socialista Indalecio Prieto, quien dijo a los mexicanos: "Cortés es vuestro, mas también nuestro, muy nuestro".