Ambos hombres fueron sin duda una clara esperanza para la libertad y la democracia en sus países, y para la paz mundial, que depende de la extinción total del comunismo y sus símbolos.
Los lacitos amarillos en la Plaza de San Jaime le han salido carísimos a Colau en el Eje del Besos. Carísimos. Aunque no tanto como si ahora se plegara a pactar con la Esquerra. Ella verá.
Siempre cabe la posibilidad de que los verdaderos topos casadistas sean Rivera y Abascal, y no tengan otra misión que destruir a sus partidos desde dentro.
Lo de la Fiscalía en la jornada de ayer fue una lección magistral de unos servidores del Estado ejemplares que todos los españoles de bien debemos agradecer.
Alfonso Alonso busca hacer del PP vasco un PNV no nacionalista, incluso españolista. Pero eso es muy dudoso que, a la vista de la experiencia de las últimas cuatro décadas, pueda llegar a tener éxito.