La gran tristeza del envejecimiento personal es asistir al fallecimiento de algunos parientes, amigos o conocidos, y no digamos si tenían menos años que uno. Por ejemplo, Eduardo Fungairiño.
La carta a los diputados del PP es tan absurda que exige preguntarse quién es el genio del PSOE al que se le ocurrió que enviarla sería una buena idea.
PSOE y PP han estado abusando durante lustros de un sistema que, no obstante llamarse proporcional, beneficiaba extraordinariamente a los dos grandes partidos.
Lo del envejecimiento de las plantillas de funcionarios se sabía desde hace tiempo, pero ningún Gobierno pensó en los estragos que pueden derivarse de esta situación.