La sentencia del Supremo apesta a política y la unanimidad de los magistrados huele a negociación. Es política al servicio de los intereses del Estado.
Tenemos planteadas en España, como todo el mundo sabe, dos amenazas de independencia, la catalana y la vasca, de intensidad variable y de incierto destino.
Dentro de un proceso que Ibáñez califica de "limpieza étnica", numerosos linajes históricamente vascos vieron caer a muchos de sus miembros, mientras otros se veían forzados a abandonar sus tierras.