Un sentenciado por terrorismo y un racista por escrito han protagonizado este lunes uno de los episodios más lamentables de la reciente historia judicial española.
Sólo cabe esperar que Casado, Abascal y Arrimadas sepan estar a la altura del grave momento que vive España y dejen a un lado sus intereses partidistas.
Fuimos educados en suponer que la reaparición de Lenin no consumó una iniciativa golpista sino la revolución, y toda suerte de locutores y presentadores actuales coinciden en no tener ni idea sobre el asunto.
La seguridad, la tradición, la autoridad, los lazos sociales son elementos que el liberalismo y la democracia liberal habrán de volver a tener en cuenta.