Menú

Andalucía

Víspera del congreso del PSOE-A: no al Presupuesto de la Junta y desmemoria histórica socialista

Pedro Sánchez certificará su dominio en la clausura y nadie osará memoriar lo que ocurrió en Andalucía bajo el régimen socialista.

Pedro Sánchez certificará su dominio en la clausura y nadie osará memoriar lo que ocurrió en Andalucía bajo el régimen socialista.
El alcalde de Sevilla y líder del PSOE-A, Juan Espadas. | Europa Press

El fin de semana que viene celebrará el PSOE andaluz, ya casi controlado por Juan Espadas y Pedro Sánchez, el congreso regional que entronizará al todavía alcalde de Sevilla como nuevo secretario general y dará paso a la escenificación del no más rotundo a cuentas de las derechas y a la reescritura desmemoriada de la historia del socialismo andaluz desde 1982.

Era de esperar que Espadas y Sánchez jugaran con la baza presupuestaria en Andalucía por dos razones. Una, que simultáneamente se están negociando los Presupuestos Generales del Estado y era preciso dar la impresión de estar abiertos a descartar la enmienda a la totalidad previsible en Andalucía para así forzar a Pablo Casado a hacer lo mismo en el Congreso. Y así se ha hecho hasta que ha sido útil.

La inminencia del congreso andaluz del PSOE, que necesita no dar la impresión de que da por perdidas las próximas elecciones, exigía alguna bandera de oposición contundente. Seleccionada la sanidad como ariete de la pelea, se ha puesto la condición de no despedir a 8.000 sanitarios contratados temporalmente a causa de la covid. Pero el hecho de que se quedan 12.000 contratados en plantilla debilita mucho el argumento.

De este modo, a tres días del congreso que se celebrará en Torremolinos (Málaga), el acercamiento presupuestario escenificado por Espadas y Juan Manuel Moreno ha saltado por los aires tras haber pedido una prórroga para la presentación de enmiendas, justo durante el tiempo necesario para que el congreso se hubiese celebrado ya.

Pero ni por esas. Ayer ya se dio por certificado que no hay voluntad de negociación y que la Junta está en la operación de un engaño masivo a pesar del gesto de haberse aprobado, con el voto del PP y Cs, la mitad de las resoluciones socialistas en el pasado debate sobre el Estado de Andalucía.

Tres interpretaciones son posibles y no incompatibles entre sí. Una, Pedro Sánchez ya no necesita a Pablo Casado en los trámites presupuestarios y ha dado vía libre a Espadas para celebrar un congreso para ganar las elecciones y no para perderlas. Dos, Espadas necesita tal impulso para consolidarse como líder. Tres, es preciso devolver la pelota del anticipo electoral al tejado de Vox que, como es sabido, ya ha roto puentes con la Junta. Lo malo es que el PSOE se sube al mismo tejado.

Por tanto, si no hay circunstancias sobrevenidas, el proyecto de Ley de Presupuestos de la Junta será devuelto a los corrales del gobierno y, o bien Juan Marín logra que Moreno acepte unos presupuestos prorrogados y mantener la legislatura unos meses más, o Moreno hace lo que quiere Génova y una buena parte del PP andaluz que es convocar las elecciones de forma inmediata.

Espadas necesita un PSOE irreconocible

El PSOE andaluz ha gobernado Andalucía durante 36 años, desde 1982 a 2018 y durante sus mandatos se consumó la erección de lo que se conoció como el régimen, una estructura de poder e influencias tales que la oposición de centro derecha jamás logró poder gobernar. Aunque en una democracia normal se asume la ley de oro de la alternancia democrática en el gobierno, el objetivo socialista fue impedirla desde sus comienzos.

Para ello comenzó una estrategia de penetración sistemática en las estructuras básicas de la administración que puso en marcha, en las instituciones y entidades existentes desde las Cajas de Ahorro a la educación o muchas ONG, subvencionó generosamente a quienes aceptaron su hegemonía (cúpulas empresariales y sindicales) y trató, y consiguió de condicionar a los medios de comunicación y a la sociedad civil que quedaba.

Para hacer todo eso, tuvo que forzar la legalidad o transgredirla en muchas ocasiones dando paso a una cascada de casos de corrupción que comenzaron muy pronto, con Rafael Escuredo de presidente y alcanzaron su máxima cota de letalidad política durante los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos condenados y pendientes de resolución definitiva del Tribunal Supremo en el caso ERE.

Durante esos 36 años, la posición relativa de Andalucía en cuanto a niveles comparativos de bienestar con otras regiones de España y Europa no se alteró y el Sur de España siguió siendo una de las zonas más deprimidas de la nación junto con Extremadura, Murcia, Canarias y Ceuta y Melilla.

Este pasado tiene unas caras visibles que no es bueno mostrar para escenificar que este PSOE es diferente. Es la tesis que defiende hoy El Mundo. Ni Manuel Chaves ni José Antonio Griñán, a pesar de que han sido ministros, presidentes de la Junta e incluso presidentes nacionales del PSOE, van estar presentes en el cónclave de Torremolinos.

Tampoco tendrá papel relevante Susana Díaz, que intentó liquidar a Pedro Sánchez sin conseguirlo tras un golpe de mano sin precedentes. Aun cuando todo secretario general saliente exponga un informe de gestión, en este caso Susana Díaz no lo presentará.

Una vez desarmado el susanismo, mediante exilio interior forzoso o integración a cambio de no hacer sangre, como ha sido el caso en Sevilla, Málaga, Córdoba y Cádiz, ahora serán las caras de Carmen Calvo y las direcciones renovadas de UGT y CCOO tras sus escándalos en ERE y subvenciones a la formación, las que tendrán las mejores fotos, junto a, cómo no, María Jesús Montero y Adriana Lastra.

Pedro Sánchez certificará su dominio en la clausura y nadie osará memoriar lo que ocurrió en Andalucía bajo el régimen socialista que duró el mismo tiempo que el de Franco. Con un centro derecha cada vez más dividido internamente, quién sabe si la operación de volver a ganar las elecciones puede tener alguna posibilidad.

Temas

En España

    0
    comentarios