La Macarena Olona que rugía en el Congreso como una leona, capaz de devorar a cualquier líder de izquierdas que se le pusiera por delante, enloquece ahora a los andaluces que se acercan a verla a sus mítines, acompañada siempre por el líder de Vox, Santiago Abascal. "Guapa", "presidenta", "dale duro a Juanma", "qué huevos tienes", le gritan sus seguidores al bajarse de la Oloneta, nombre con el que su equipo de campaña ha bautizado a la furgoneta que les lleva por toda Andalucía.
Libertad Digital acompaña a la candidata de Vox en su viaje a Huelva, una de las provincias en las que más creció Vox durante el año que va de las autonómicas de 2018 a las últimas generales de 2019, cuando triplicó su número de votos pasando de 17.573 a 52.485, lo que le permitió convertirse en segunda fuerza política, por delante del PP.
Aunque el voto que se emite en unas elecciones de ámbito regional no opera igual que en unas nacionales, la formación de Abascal espera conseguir un gran resultado en esta provincia por la que tienen un escaño en el Parlamento andaluz. Para lograrlo, el discurso de la candidata se centra en denunciar el paro juvenil, la despoblación o la falta de infraestructuras. "Es la provincia olvidada", denuncia.
El taxista de Sevilla que nos lleva hasta el punto de encuentro con el equipo de Olona confiesa, parapetado en el anonimato, que va a votar a Vox pero, a pesar de la oportunidad que supone conocer a la candidata, rehúsa hacerse una fotografía con ella temeroso de que su gremio tome represalias por ser mayoritariamente de izquierdas. Es el llamado "voto oculto" de Vox que no reflejarían ni las encuestas.
Las altas temperaturas hacen peligrar la campaña
A pesar del asfixiante calor que azota Andalucía en el ecuador de campaña, con el termómetro superando los 40 grados, miles de andaluces abarrotan con su presencia el parque de la Concordia en el que se celebra el mitin. Como en Jaén, Sevilla o Cádiz, Abascal y Olona hacen su aparición estelar juntos para saludar a la marea de personas que espera impaciente su llegada. Un trayecto a pie de apenas diez metros se convierte en un camino casi intransitable por el fervor del público que no les deja avanzar. El regreso será aún peor y se prolongará más de media hora.
Les piden fotos, besos, abrazos, les regalan botellas de aceite, una mujer coge del cuello a Abascal con fuerza, apenas le deja respirar. "No nos abandones", le imploran casi en tono amenazante. Algunos están a punto de romper a llorar de la emoción. Una mujer le ofrece su bebé a Olona para que lo coja pero ella, arrastrada por la marea, le lanza un beso con la mano desde lejos pensando en la seguridad del niño.
Los andaluces están encantados con su simpatía. Cuando las cámaras miran sólo de reojo, la candidata de Vox abandona por momentos su fiereza para dar paso a una persona cercana, que sonríe de forma natural a la gente, que disfruta con su calor, amable en los gestos y que baja el tono de voz hasta casi el susurro. "Estoy pidiendo una semana más de campaña", confiesa a este periódico despreciando las noticias que hablan de su supuesto cansancio.
Cuando se sube al atril para pronunciar su discurso, Olona se enfunda el traje mitinero y recupera su gesto duro, aunque sin perder la simpatía. Son más de las 20.30 de la tarde y el calor no afloja. Los abanicos con la cara de la candidata no paran de agitarse entre una marea de banderas de España que sujetan incluso niños de 6 o 7 años.
Del "pinchazo" a la "estocada"
Olona empieza su discurso contando anécdotas de la campaña: un camionero le permitió subir al camión para explicarle sus duras condiciones de trabajo, un militante del PP rompió el carné delante de ella después de verla en el debate de TVE, un inmigrante sirio simpatiza con Vox porque defiende la llegada de inmigrantes legales…de repente, una mujer de unos 70 años grita indignada cuando habla de la sanidad pública y las listas de espera: "¡Tengo osteoporosis y me han dado cita para revisión en 2023!", explica llamando "traidor" a Juanma Moreno.
Los seguidores estallan en gritos de alegría cuando la candidata promete "entrar en San Telmo con una tijera de podar". El momento más aplaudido se produce cuando defiende que "el partido que estamos jugando es España" y que "ha venido para quedarse y luchar al lado de los andaluces". "¡Te queremos!", "¡presidenta, presidenta!", responden a sus promesas.
Detrás de ella sube Abascal y un hombre entre los asistentes le grita "guapo, estás muy bueno" mientras él se gira y sonríe. "Está bien que hablen del pinchazo de Vox porque el 19 de junio hablarán de la estocada", empieza diciendo el líder ante las miles de personas que llenan la plaza. Una imagen que contrasta con las encuestas que rebajan el suflé de Vox.
Los ataques indiscriminados a Vox
Abascal hace referencia a las burlas de la izquierda por el accidente que ha sufrido una de sus furgonetas de campaña, que se estrelló contra un Tesla. La Ser ironizó con la imagen y Abascal les atiza como nunca: "Hay medios que son una auténtica basura, son una porquería". Después responde al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, por mofarse. "Es la peor persona que hay en el Congreso, no hay nadie que sea peor persona".
El momento más aplaudido del discurso se produce cuando habla de la ideología de género y la inmigración. La reacción contrasta con las críticas que se vierten contra Vox por plantear una campaña de marcado carácter nacional, en lugar de centrarla sólo en Andalucía. La caza, el campo, las tradiciones o la economía completan los ejes sobre los que gira su intervención.
Pasadas las 22.00 de la noche los dirigentes de Vox consiguen entrar en las furgonetas que les llevarán de vuelta a Salobreña, donde duerme el equipo de Olona. Faltan todavía muchos días de campaña y el segundo debate de candidatos que se celebrará esta vez en Canal Sur.
El partido tiene puestas grandes esperanzas en su intervención para que el partido pueda llegar a los ansiados 26 escaños que se marcó como reto Santiago Abascal durante la precampaña. Superar los 20 ya sería todo un logro. En realidad a Vox le sirve ser clave para que el PP pueda retener el gobierno. Si logran un acuerdo, sería la segunda comunidad en la que pasarían a tocar poder. Un trampolín decisivo para poder llegar a La Moncloa.
