El desembarco de Macarena Olona en Sevilla ha dejado un importante hueco en el grupo parlamentario de Vox en el Congreso, con Iván Espinosa de los Monteros como principal damnificado. El famoso tándem que ambos formaban se ha roto a cambio de torear en una plaza no menos importante y quizá más difícil: el gobierno de la Junta de Andalucía. Esa es la aspiración con la que el partido concurre a las elecciones mañana.
El portavoz parlamentario de Vox recibe a Libertad Digital en Málaga, durante el que será su último mitin de esta campaña. En unas horas se celebrará en Sevilla el cierre a cargo de Santiago Abascal, Macarena Olona y José Antonio Ortega Lara. El sol abrasador no afloja y se ha convertido ya en un actor más de la contienda, hasta el punto de poder ser determinante en la participación electoral.
Las altas temperaturas no frenan en cualquier caso a los simpatizantes de Vox. Sus bases son las más movilizadas, como demuestra cada acto al que les convoca el partido. A pesar de ser la una de la tarde y superar los 35 grados, con una sensación térmica de más de 40 por la calima, más de un centenar de personas aguarda impaciente la llegada de Iván Espinosa a la plaza de la Marina de Málaga, importante feudo del PP. A los asistentes al mitin se van sumando poco a poco curiosos que se paran al escuchar a Espinosa hablar de la inmigración y los okupas.
El fervor de los simpatizantes de Vox
"Los inmigrantes ilegales deben ser expulsados" y "al okupa, patada en el culo", grita el portavoz de Vox arrancando el aplauso más sonoro a los presentes cuando le escuchan hablar de estos dos asuntos. Son las principales banderas que agita el partido en esta recta final de campaña en la que han hecho también hincapié en sus propuestas para el mundo rural.
El mitin se prolongo durante algo más de media hora pero la caravana no arranca de nuevo hasta las 14.30 de la tarde por la cola que forman los asistentes al acto para hacerse una fotografía con el portavoz de Vox. Sólo la brisa marina, combinada con el agua congelada en botellas, los sombreros y las gafas de sol alivian algo el insoportable calor.
Por el camino hacemos una parada obligada para comer en Antequera donde, de nuevo, un goteo de simpatizantes que le reconoce interrumpe varias veces la comida para pedirle una foto. Espinosa les atiende encantado. "Es que nos ha costado mucho llegar hasta aquí", admite a este periódico. Le regalan incluso un amuleto de la suerte: una pequeña insignia con la bandera de España.
La entrevista a Espinosa de los Monteros se desarrolla durante el trayecto que va de Málaga a Sevilla para asistir al último mitin de Vox de la campaña, en el que esperan congregar a miles de personas. En esta ciudad cerrarán definitivamente el ciclo electoral que arrancaron hace quince días subidos al mismo banco en el que Santiago Abascal estuvo, hace 7 años, sin público alguno que le escuchara.
