en anteriores ocasiones. "Desde el PSOE no somos ni costaleros ni guardia pretoriana" de Ahora Madrid, ha querido dejar claro. "Hoy lo que el PSOE tiene que decirle [es que nos] demuestre que puede gestionar la cultura" de esta ciudad, le ha dicho a Mayer. Rita Maestre quiso centrar su intervención
el terrorismo. Y es que el PP, cuando estaba en el Ejecutivo, se echó en manos de una guardia pretoriana que actuó de cinturón de hierro y por conseguir, consiguió que hasta los inquilinos de la Moncloa fueran los personajes más vituperados y aborrecidos incluso por sus propios seguidores, empezando
88% de los votos y la ocupación de los puestos de dirección estratégica por miembros de su fiel guardia pretoriana. Pero dejemos a Pablo y volvamos a Adolf. Hitler aún tendría que luchar bastante más por el poder absoluto. En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler (acompañado por sus siempre
tener una valoración más crítica de semejantes bravuconadas- y arropado por parte de su guardia pretoriana, iglesias llegó a decir que buena parte de los periodistas que siguen a Podemos están obligados a hablar mal de ellos porque así son las reglas del juego". Está tan chalado que no entiende
muerte por tráfico de drogas. Acaba de ver por televisión cómo su rival aparece rodeado por su habitual guardia pretoriana formada por Alfonso Redic (dos metros y dieciséis centímetros y ciento noventa y ocho kilos), Adam Plant (dos metros y ciento setenta y dos kilos), Pat Walsh (un metro y noventa
con la Italia de Berlusconi", asegura. En La Razón destacan la guardia pretoriana de Rubalcaba. El diario de Planeta afirma que el todavía ministro del Interior ha montado un núcleo duro formado por cinco ministros que le escoltarán durante la campaña. Sus fieles seguidores, que también fielmente
. Las propias convicciones constitucionales, el sentido de Estado del PSOE y la garantía de su guardia pretoriana preservan la lealtad a Felipe VI y el fervor a la monarquía parlamentaria, pero la tentación de sumarse a una comisión juancarlista en la Cámara Baja, predispone un ejercicio de cooperación
de la eurodiputada de UPyD Teresa Giménez Barbat, asimismo fundadora de Ciudadanos, y por quien Rivera y su guardia pretoriana sienten una hostilidad rayana en lo patológico. El afán de que nada en el partido escape al control del líder se manifiesta igualmente en la propuesta que prevé la expulsión
Rato, Pizarro, María San Gil y tantos otros) en vez de aparecer casi siempre protegida por su pequeña guardia pretoriana de gonzáleces y granados, quizá Ignacio Camacho no hubiera cometido el error de creer que lo que está en juego es tan sólo el resultado de un derbi. Por desgracia, es muchísimo más
, en su estilo, habitualmente descortés, ha sorprendido a todos con su llamamiento al voto nulo. Él y los spirimen, la guardia pretoriana de su plataforma Asociación por la Defensa de la Sanidad, presentes asimismo en la revista digital El demócrata liberal, solicitan el voto en blanco aunque esconden
armadas para convertirlas en una milicia que sirva de guardia pretoriana, se les ocurre acusar de fraude a una oposición amenazada incluso con armas, que los soldados apuntan a sus pechos. Los fraudes en la política solamente los cometen los gobiernos y así lo registra la historia universal. Quien
, sus tocados exóticos, sus poses lánguidas y su legendaria guardia pretoriana de mujeres impresionantes vestidas con traje de camuflaje. Con su astucia proverbial, supo ganarse la comprensión ajena complementando estos golpes de efecto con generosas donaciones y vertiginosos contratos, regados con
de instrucción encargada de los macrocasos, Mercedes Alaya, dictaba un auto en el que ordenaba a la Guardia Civil que investigase el supuesto pago por Mercasevilla de las nóminas de los exconcejales socialistas José Antonio García González y Carmelo Gómez Domínguez y de María del Carmen Rodríguez Borrego
al frente de Bankia y ha dejado su impronta. Lo primero que hizo es nombrar a su guardia pretoriana: José Sevilla, ex director de Riesgos de BBVA en la etapa en que Goirigolzarri era consejero delegado, que pasó a ser director general de presidencia (su mano derecha para casi todo); y Antonio Ortega
sabía desde los nombramientos de su guardia pretoriana, la cual ha desaparecido de hecho de la vida pública. Mario Jiménez ya ni habla y cuando lo hace incendia Roma calcinando a Griñán. Rafael Velasco fue apedreado por el propio PSOE con los euros de la subvención a su esposa sin que nadie lo ayudara