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Eva Miquel Subías

Hunting and fishing

Si tú, que eres de Barça, ves que el árbitro que tiene que pitar el encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona, está sentado en el Palco del Bernabéu, rodeado de miembros de la Junta Directiva del club blanco riendo y tomando copas, ¿qué te parecería?

Cincuenta añitos ha cumplido la muñeca Barbie. Aunque, francamente, debo reconocer que siempre me cayó bastante gorda, vamos, me parecía una auténtica petarda. No sé, siempre la vi como a una de esas mujeres depredadoras dispuesta a dejar sin la menor compasión a Ken, desplumado y arrastrado. Y como una servidora por aquella época sería bastante más simplona, supongo que prefería a las Barriguitas, más rechonchillas ellas y manejables.

Y a qué viene todo esto con la que está cayendo, se preguntarán ustedes. Y razón no les falta, pero es que lo puedo evitar. Mi mente va siempre a su aire, funciona bastante por libre, algo así como mi pelo, que hace lo que le viene en gana en todo momento. Lo moldeas, le echas una mano con algún producto estrella y nada, a los pocos minutos vuelve a su estado natural. La cuestión es que días atrás, al ver en la portada de algunos periódicos las fotos del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo posando en un momento de reposo en una montería en Andújar, me recordaron irremediablemente a unos Madelman que tenía mi primo y que iban ataviados con una indumentaria entre guerreros y cazadores muy ad hoc. Bueno, para ser exactos se trataba de unos Geyperman, que la que esto les cuenta pertenece a la excelente cosecha de los setenta.

Dejando de lado el hecho de que algo así en cualquier país civilizado y democráticamente consolidado habría supuesto un escándalo de tal magnitud que a los cinco segundos de conocerse el asunto, uno habría sido cesado, o más bien, habría presentado de inmediato su dimisión y el otro desaparecería del mapa judicial por un tiempecito, aunque sólo sea desde el punto de vista estético, podríamos decir que se trata de una cuestión algo áspera al tacto y de aroma cuestionable.

Paco el quiosquero, que acostumbra a resumirme las noticias más destacadas del día con símiles futbolísticos, me comentaba una mañana de esta semana:

Vamos a ver –me decía– si tú, que eres de Barça, ves que el árbitro que tiene que pitar el siempre esperado encuentro entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, está sentado en el Palco del Bernabéu, rodeado de miembros de la Junta Directiva del club blanco riendo y tomando copas, ¿qué te parecería? Porque bonito, bonito, lo que se dice bonito.. no es.

Efectivamente. Sonar, no suena muy bien. Como tampoco suena ninguna cacerola portada por ningún representante ecologista a las puertas de ningún Ministerio ni de la Audiencia Nacional. ¿Han oído ustedes acaso alguna? Curioso por lo menos.

Esto mismo me lo preguntaba mi madre el otro día, justamente después de tener que aclararle que a la secretaria general del Partido Popular no le llamaban "la Gospel", como ella pensaba, sino "la Cospe", debido a una especie de diminutivo cariñoso de su apellido "de Cospedal". En fin, pequeños errores que se subsanan rápidamente. Otros, lamentablemente, tardarán bastante más en solucionarse.

Hay escenas en la vida complicadas de explicar. Y como me contaba un buen amigo, tras ir paseando del brazo de una amiga/amante/colega, al encontrarse de frente con su mujer, no tuvo más remedio que decirle: "Sí, cariño, esto es lo que hay. De hecho, es mucho más de lo que parece".

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