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Borja Prieto

Canadá contra el imperialismo cultural

A mí todo esto de los productores pagados con dinero intervenido a personas que no tienen interés en sus productos me suena a visto, y temo que la idea sea bien acogida por aquí.

La Comisión de Radiotelevisión y Telecomunicaciones de Canadá ha pensado que en el proceloso mar que es internet no hay garantía de que un internauta canadiense pueda encontrar contenidos canadienses. No me pregunten por qué, tal vez Google sea desconocido al norte de los Grandes Lagos. El caso es que la CRTC está pensando en la forma de garantizar que los canadienses tengan su ración de contenidos canadienses.

Hace años, cuando en las televisiones eran analógicas y el espectro radioeléctrico estaba limitado, los canadienses decidieron que había que garantizar una cuota de programas autóctonos. De lo contrario, el poco espacio disponible estaría ocupado enteramente por telefilmes americanos y películas de Hollywood.

En la actualidad el problema es exactamente el contrario. Ahora que no hay limitación de espectro, y que cualquier canadiense puede producir y consumir los contenidos que desee, la medida es la misma: más regulación.

Claro que el problema de imponer una "cuota canadiense" a internet es más complejo. ¿Pondrán un filtro en la frontera que impida pasar a más bits norteamericanos de los aconsejables? Ante las dificultades técnicas, parece que la propuesta que tiene más visos de prosperar es imponer una tasa a los proveedores de servicios de internet canadienses, de manera que con el dinero recaudado pueda recompensarse a los creadores de contenidos. La medida que no se ha propuesto, hasta ahora, es que esos creadores produzcan un contenido atractivo, de manera que no haga falta imponer cuotas ni ayudas.

A mí todo esto de los productores pagados con dinero intervenido a personas que no tienen interés en sus productos me suena a visto, y temo que la idea sea bien acogida por aquí.

Y es que también los burócratas europeos están preocupados por que en internet cada uno pueda ver lo que le apetezca, sea estadounidense o croata. Hace ya tres años que anunciaron un buscador europeo, llamado Quaero, que encontrara los "contenidos europeos" que ahora Google oculta.

Después de enterrar una cantidad indecente de millones en el proyecto, la idea de "buscador europeo" ha pasado a mejor vida. Ahora el proyecto se autodefine como "un programa que promueve la investigación y la innovación industrial en tecnologías para el análisis automático y la clasificación de documentos multimedia y multilingües". Lo que no ha cambiado es la cantidad de millones que se siguen enterrando para resolver un problema que nunca existió.

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