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Agapito Maestre

Los dilemas vascos

¿Será capaz Zapatero de aguantar esa presión? ¿Se revelará ahora Zapatero como un genuino demócrata, defensor de su nación, sólo por ostentar el poder en el País Vasco? Lo dudo.

Los resultados electorales del País Vasco son tan molestos que los derrotados se creen vencedores y los genuinos triunfadores se sienten desorientados. Bendita sea la democracia. Ha conseguido que ninguna opinión sea evidente por sí misma. Será necesario discurrir, ir de un lugar para otro, recorrer todos los puntos de vistas antagónicos hasta alcanzar una propuesta más o menos general e imparcial. La indeterminación democrática surgida de las elecciones del domingo sólo puede ser calificada de apasionante para cualquier espectador sensato de un proceso democrático, que es cualquier cosa menos sencillo de interpretar. Sólo los ingenuos, o peor, los cínicos y perversos dicen que el asunto está claro. Falso.

El cambio podría ser, sin duda alguna, histórico, pero sospecho que todo quedará cegado por la lógica implacable de una historia cruel de un partido que apostó todo contra la nación española hace años. Ojalá me equivoque. De momento, sólo tengo interrogantes. Las incógnitas del nuevo proceso iniciado con estos resultados electorales tardarán en despejarse, pero algunas de ellas pueden formularse con relativa precisión.

En primer lugar, Rajoy debería tratar por todos los medios a su alcance de contestar la siguiente pregunta: ¿Cuál es el significado real del espectacular descenso de votos que ha experimentado su partido en el País Vasco? ¿Marcará esa bajada una tendencia sin freno como la que se produjo en Cataluña? ¿Quedará reducido el PP en el País Vasco a ser mera comparsa, casi insignificante, como en Cataluña? Por este lado, nadie sensato dejará de reconocer que la estrategia socialista ha obtenido un triunfo apoteósico. Por lo tanto, si yo fuera Rajoy, haría cualquier cosa salvo dejarme llevar por los cantos de sirenas que le aconsejan ser paciente y esperar a "gobernar" con los socialistas en el País Vasco. Vanas ilusiones. La lógica nada tiene que ver con la política y, por supuesto, mucho menos con la estulticia del que sólo cree en su "verdad", en su punto de vista, y es incapaz de contrastarlo con su adversario.

La otra incógnita, en realidad, el verdadero asunto que en España se debate ahora es: ¿Se atreverá Zapatero a cambiar de estrategia política? ¿Será capaz Zapatero de aguantar el envite duro, violento y amenazador que surgirá de sus socios y aliados de los últimos años? ¿Será capaz de romper Zapatero con la lógica de colaboración con el nacionalismo inaugurada hace treinta años por González y, por supuesto, llevada hasta sus últimas consecuencias por él mismo en la legislatura anterior? Ya sé, ya sé, que López quiere gobernar "solo" y, seguramente, con los apoyos puntuales del PP. Vale. Pero su voluntad no significa nada al lado del hombre poderoso.

Zapatero es consciente de que si rompe la estrategia de su partido, o sea, la entrega al nacionalismo separatista, podría correr peligro. PRISA y los nacionalistas irían a por él. Por supuesto, el PNV ya está amenazando con un nuevo Pacto de Estella, los de CiU hacen groseras declaraciones contra el PSOE y los de Carod Rovira otro tanto... ¿Será capaz Zapatero de aguantar esa presión? ¿Se revelará ahora Zapatero como un genuino demócrata, defensor de su nación, sólo por ostentar el poder en el País Vasco? Lo dudo.

¿Qué cabe esperar? Lo peor. López podría terminar pactando con el PNV.

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