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Borja Prieto

Políticos y software libre

Nuestros políticos no quieren ahorrar dinero en inútiles licencias de software. Para ellos el software libre es simplemente otra oportunidad de gastar el dinero de los ciudadanos. Si acaso, otra oportunidad de conformar la sociedad según su visión.

Esta semana hemos sabido que la policía francesa ha ahorrado más de 50 millones de euros gracias al software libre. Empezaron probando un poquito, cambiando el carísimo Office de Microsoft por el gratuito OpenOffice, y les fue tan bien que no han parado hasta acabar sustituyendo Windows por Ubuntu. Y así dejarán pagar por licencias de software. Otras administraciones, desde Israel a Texas de Singapur a Finlandia, están trabajando en la misma línea de buscar un mejor aprovechamiento de los impuestos que pagan sus ciudadanos. 

¿Y España? Lamentablemente, la situación es muy diferente. A nuestros políticos, especialmente a los de izquierda, les encanta hacer declaraciones de apoyo al software libre. El Gobierno de Zapatero ha creado un organismo, el CENATIC, con "la importante misión de ser referente del software libre en España, y posicionar a este país como referente en el software libre a nivel mundial". Otros se gastan el dinero en distribuciones de Linux localistas, que no aportan más que confusión.

Lo que no hacen es impulsar realmente el uso de aplicaciones como OpenOffice que también en España, como en Francia, podrían ahorrar centenares de millones de euros al año en las distintas administraciones. Con alguna honrosa salvedad, como Extremadura, iniciativas como la de la policía francesa brillan por su ausencia.

Más aún, podrían liberar el código de las aplicaciones que desarrollan las administraciones. Así no sólo las pequeñas administraciones podrían disfrutar de las mismas aplicaciones que pueden permitirse las grandes, sino que todas se beneficiarían de las ventajas que supone compartir las mejoras que se fueran realizando sobre esas aplicaciones. Muchas pequeñas empresas españolas podrían prosperar vendiendo soporte o personalización de esas aplicaciones.

Pero no. Nuestros políticos no quieren ahorrar dinero en inútiles licencias de software. Para ellos el software libre es simplemente otra oportunidad de gastar el dinero de los ciudadanos. Si acaso, otra oportunidad de conformar la sociedad según su visión. A lo que rara vez dedicarán un minuto es a una posibilidad de gastar menos o gastar mejor.

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