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José Antonio Martínez-Abarca

La fresquera de los políticos regionales

¿A qué tanta caja, tanta cajita, tanto relicario, tanto "pastillero" financiero en un país poco poblado como España? Está claro: son despensas políticas autonómicas o provinciales.

Hay quien no se explica cómo no han caído ya más cajas de ahorro en España, antes y después de Caja Castilla-La Mancha, pero yo lo que no me explico es, no cómo no se hunden ahora, sino al contrario, cómo se pudieron erigir tantas en su año sin que acudiéramos al juzgado de guardia por proliferación vírica. En España hay más chiringuitos financieros que número de millones de euros. Y cada chiringuito, con su reata de políticos sin conocimientos bancarios a los que se ha buscado dorado retiro y pitanza sin vigilar.

Muchos nos hemos enterado de la mera existencia de muchas cajas de ahorro españolas por las noticias sobre sus dificultades publicadas en la prensa que sólo por prestigiarla en estos tiempos difíciles diremos que es color salmón (todo lo más, tono trucha asalmonada). Es lo que decía Chesterton refiriéndose al papel de la prensa: "informar a los lectores sobre la desaparición de un señor del que los lectores no tenían noticia de que existiera". ¿A qué tanta caja, tanta cajita, tanto relicario, tanto "pastillero" financiero en un país poco poblado como España? Está claro: son despensas políticas autonómicas o provinciales. Fresqueras, nunca mejor dicho, donde los políticos echan mano para pijar entre horas y así pasar lo mejor que pueden su mandato de penoso servicio a la comunidad.

Eso es lo que ha ocurrido en realidad con Caja Castilla-La Mancha, y no lo que dicen de malas elecciones de inversión aleatorias. Como si las grandes inversiones llevadas a cabo por las fresqueras de los políticos regionales no se hicieran con el beneplácito o, más precisamente, con la orden expresa de la presidencia de la taifa de turno. Cuando el presidente castellanomanchego Barreda, que se cree que el único que no se chupa el dedo en España es él, dice que su CCM no recibía "injerencias" del poder autonómico hay que leer que CCM es, en sí, una pura injerencia, puesto que no era más que una consejería más del Gobierno, la del "perral gordo", como ocurre en tantas partes (no me atrevo a decir todas). Donde no llegan las consejerías "a" llega la consejería "b", que es como el libro de contabilidad "b" de los Gobiernos, o sea, la caja que todo lo puede. Porque lo que sería escandaloso hacer con las consejerías normales los
políticos lo hacen con su caja, que llega a todas partes, incluso a la ruina.

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