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Guillermo Dupuy

La foto y el batallón electoral

La realidad es que aquí lo único verdaderamente "electoral", no es el batallón, sino la foto con Obama, para la cual se ha tenido que pagar, entre otros, el precio de ese nuevo envío de tropas a Afganistán

La capacidad de Zapatero para el eufemismo y para afirmar una cosa al tiempo que hace la contraria ha vuelto a quedar de manifiesto con su reciente decisión de enviar 450 soldados más a Afganistán al mismo tiempo que decía mantener firme su decisión de no ampliar el actual contingente en aquel país. Aunque para el resto de los mortales ambas decisiones sean incompatibles, a Zapatero le basta bautizar al nuevo contingente como "batallón electoral" –y asegurar que nuestros soldados permanecerán sólo hasta que acaben los comicios en aquel país– para hacernos creer que es posible aumentar y, al tiempo, "no ampliar" el número de soldados allí destacados.

La realidad es que aquí lo único verdaderamente "electoral", no es el batallón, sino la foto con Obama, para la cual se ha tenido que pagar, entre otros, el precio de ese nuevo envío de tropas. Su reunión con el nuevo presidente estadounidense apenas habrá sobrepasado los treinta minutos y su comparecencia conjunta ante los periodistas el minuto y medio, pero lo cierto es que Zapatero quería una foto con Obama, y ya la tiene.

España nunca ha tenido mayor número de soldados desplegados fuera de sus fronteras cumpliendo misiones más peligrosas que ahora y ya ha duplicado sus efectivos en Afganistán desde que Zapatero llegó al poder, como pago a su espantada de Irak. Pero a pesar de lo anterior, a Zapatero le basta hablar de su "compromiso" con la paz, con la justicia y contra la pobreza –tal y como ha hecho en la brevísima intervención que le han permitido las prisas de Obama– para dejar claro que el suyo sigue siendo el Gobierno del "no a la guerra".

A este respecto, de poco sirve que Rajoy le diga a Zapatero que "si usted quiere mandar más tropas a Afganistán, aunque sea desdecirse de lo que ya ha dicho tantas veces, dígalo y explique por qué hay que mandarlas y dígale a la gente que allí hay una guerra, pero que allí están todos nuestros aliados defendiendo la libertad, la democracia, la seguridad y los derechos humanos". A Zapatero le basta calificar de "paz" lo que antes calificaba de "guerra" para que muchos ciudadanos no perciban que los encomiables objetivos de nuestros soldados son ahora los mismos que en tiempos de Aznar y Bush. Y, desde luego, no va a ser Rajoy el que se atreva a sacarlos del engaño.

En cualquier caso, bien está que Zapatero pase a buscar rédito electoral apoyando a nuestros aliados en su lucha contra la barbarie terrorista, que no, tal y como ha venido haciendo hasta ahora, manteniéndose sentado ante el paso de la bandera americana, huyendo a toda prisa de Irak, incitando a otros países a hacer lo mismo, intentando vender aviones y patrulleras al caudillo venezolano, oxigenando al régimen de Castro o anunciando por sorpresa la retirada de tropas de Kosovo. Lo malo es que este aparente cambio de nuestra política exterior no nace de la convicción sino que sigue basándose en el oportunismo electoral, en la imagen, en la foto. Y eso hace que Zapatero siga siendo visto como un aliado poco fiable, por mucho que ahora un presidente de los Estados Unidos le llame amigo y le ponga la mano en el hombro.

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