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Clifford D. May

Petróleo y guerra

¿Por qué no eximir de impuestos a los combustibles para uso militar? El etanol de caña que Brasil produce actualmente tiene un arancel de 54 centavos de dólar por galón. El petróleo extranjero, por el contrario, no tiene aranceles.

El petróleo no es una simple materia prima. Es una materia prima estratégica. Para Estados Unidos es vital. Nuestras fuerzas armadas no pueden moverse sin ella. Nuestra economía no puede funcionar sin ella. Los gobiernos que tienen grandes cantidades de petróleo en sus territorios disfrutan de una riqueza y un poder que no se han ganado. Algunos –Irán, Arabia Saudí, Venezuela, Rusia– usan esa riqueza y ese poder en la búsqueda de objetivos infames.

Un panel de importantes almirantes y generales americanos ya retirados ha analizado de cerca estas conexiones y ha publicado un informe titulado Powering America’s Defense: Energy and the Risks to National Security (Impulsando la Defensa de Estados Unidos: La Energía y los Riesgos para la Seguridad Nacional). En este informe advierten que la dependencia del petróleo plantea una amenaza significativa para la seguridad nacional, una amenaza que es "explotable por aquellos que desean hacernos daño".

Publicado por el Comité Militar Asesor de la CNA (una organización sin ánimo de lucro que opera el Centro de Análisis Navales y el Instituto de Investigación Pública), el informe concluye que la "diversificación de nuestras fuentes de energía y el abandono de los combustibles fósiles donde sea posible son dos aspectos vitales para nuestra seguridad energética futura".

"Si ahora no abordamos el tema del combustible fósil" decía el presidente del Comité, el general de la Fuerza Aérea Charles F. Wald, "veremos más volatilidad de precios con bruscas subidas y ciclos de menor duración entre subidas. Ya estamos pagando un precio por no planificar el futuro".  

El coste del petróleo no se mide sólo a la hora de echar gasolina. Los generales y los almirantes observan que muchos despliegues en el extranjero se han "definido, en parte, por la decisión estratégica de asegurar el libre flujo de petróleo hacia Estados Unidos y para nuestros aliados". Más aún, "algunos de los ataques contra nuestras tropas y contra civiles americanos han sido pagados con fondos salidos de la venta de petróleo".

Concluyen diciendo que: "Nuestra dependencia del petróleo extranjero reduce nuestro peso internacional, coloca a nuestras tropas en regiones peligrosas del globo, financia a naciones y a individuos que desean nuestro mal y debilita nuestra economía; nuestra dependencia y el uso ineficaz del petróleo también pone a nuestras tropas en peligro." 

Ellos también expresan su preocupación por la infraestructura eléctrica de Estados Unidos; la tildan de "punto débil" del cual "dependen muchas de nuestras grandes instalaciones militares" y que es "vulnerable a ataques maliciosos o a interrupciones causadas por desastres naturales".

Finalmente, el Comité hace un llamamiento al Departamento de Defensa – el mayor consumidor de energía de Estados Unidos– para que comience un proceso de innovación y transformación energética, para que actúe como "innovador tecnológico, usuario pionero y banco de pruebas".

Todo esto es sensato y encomiable. Sin embargo, donde encuentro este informe decepcionante es en sus recomendaciones específicas. Me parecen poco valientes y poco vanguardistas.

Por ejemplo, el informe recomienda que "las iniciativas de investigación y desarrollo deben acelerarse para así encontrar nuevas soluciones energéticas, como por ejemplo la adopción de tecnologías avanzadas de control energético para reducir la demanda". Y: "El Departamento de Defensa también debería examinar sus procedimientos para asegurarse de que las bases operativas usen la energía tan eficientemente como sea posible". 

 Más útil es la recomendación para el Departamento de Defensa: Que "transforme su flota no táctica en vehículos eléctricos e híbridos". Mejor que los vehículos eléctricos e híbridos son los vehículos híbridos enchufables que pueden funcionar con electricidad así como con una variedad de combustibles líquidos. Pero puesto que tal transformación podría requerir toda una generación para completarse, ¿por qué no pasar mucho más rápidamente a vehículos de combustible flexible, en los que sólo hace falta modificar ligeramente los motores normales de combustión interna (y es más barato), para que así pueden funcionar con gasolina, combustibles alcohólicos o con una combinación de los mismos. Los del tipo alcohólico se pueden fabricar de una amplia gama de fuentes incluyendo plantas, yerbas, basura urbana y carbón. Dejen que los empresarios compitan para suministrárselos a las fuerzas militares a los mejores precios. Y luego cerciórense de que haya muchos surtidores de "mezclas" disponibles para los conductores.

Sería mejor desarrollar tanto fuentes domésticas como extranjeras para los combustibles alcohólicos, algo que haría virtualmente imposible que los enemigos interrumpan el suministro de forma significativa, como podría suceder ahora, por ejemplo, al atacar con éxito cualquier depósito importante de petróleo saudí.

¿Y por qué no eximir de impuestos a los combustibles para uso militar? El etanol de caña que Brasil produce actualmente tiene un arancel de 54 centavos de dólar por galón. El petróleo extranjero, por el contrario, no tiene aranceles. 

También me incomoda que el informe no haga ninguna mención a la posibilidad de un ataque de pulso electromágnetico (EMP) contra la red eléctrica de Estados Unidos (la detonación de un arma nuclear a gran altitud paralizaría las "comunicaciones militares y civiles, la energía, el transporte, el agua, los alimentos y otras infraestructuras" según dice una comisión del Congreso de Estados Unidos).

Irán ha estado desarrollando la capacidad de lanzar un ataque EMP, según la comisión, y la CIA ha traducido diarios militares iraníes en los cuales los ataques EMP contra Estados Unidos se discuten explícitamente.

El modo más eficaz de detener un ataque EMP sería desplegar un completísimo sistema de defensa antimisiles. Sin embargo, actualmente la administración Obama y el Congreso están pensando no en desarrollar la defensa antimisiles sino en recortarle el gasto. Lo que yo creo es que el Comité Militar Asesor de la CNA no ha querido entrar a dar su opinión en esta controversia.

No obstante, su informe es oportuno y correcto en su conclusión: la misión de Estados Unidos es hacer que el petróleo pase de ser una materia prima estratégica a simplemente un combustible más, uno que tenga que competir en un mercado del combustible cada vez más diverso. Conseguir eso hará mucho más que desconectar las crisis energéticas de las crisis de seguridad nacional. Reforzaría la seguridad nacional. Y podría acabar con las crisis energéticas en un futuro.

©2009 Scripps Howard News Service
©2009 Traducido por Miryam Lindberg

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