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Agapito Maestre

Falta poesía

El electorado socialista se ha rebelado en los sondeos sobre el aborto y ha dicho: ¡Basta! Somos personas. Somos padres de familia. Somos responsables.

Los resultados de los sondeos demoscópicos sobre el aborto son una llamada de atención a los dirigentes socialistas. También los populares deberían sentirse concernidos por ese rechazo de los votantes socialistas al zarrapastroso proyecto de ley sobre el aborto, que ha sido varias veces insinuado por la ministra de Igualdad con malas artes y peores propósitos. La respuesta inequívoca de la sociedad española sobre la necesidad de intervención de los padres en el hipotético y trágico caso de que sus hijas menores de edad quisieran abortar, debería de ser un revulsivo para plantear tan complejo problema con bases morales más realistas. Vitales.

De entrada, en mi opinión, unos y otros tendrían que rebajar las recíprocas descalificaciones. No hay posibilidad de debate con un lenguaje tan zafío e insultante. La cosa está más acá del delito o el derecho, y más allá del pro o contra. En este punto, los políticos españoles son todos equiparables. Hablan y hablan sin vivir las palabras. Desconocen por completo la sabiduría que ellas llevan adentro. No les importa el habla del pueblo sino de su estereotipo, el terrible prejuicio de una inteligencia popular degradada, llamada sociedad de masas.

A esa falsificación de lo popular, la sociedad de masas, apela el pobrísimo lenguaje de los políticos, que el pueblo habla y entiende de otro modo vital; la sabiduría popular apenas tiene relación con los tópicos sobre la masa, casi siempre asilvestrada, que los políticos pretenden moldear como basamento clave de su poder. Así, los dirigentes socialistas han tratado de reducir a su electorado, casi un 37% de españoles con capacidad de votar, a las consignas salvajes de una ministra que incluso niega la posibilidad de hablar con sentido sobre el feto.

Por fortuna, ese electorado socialista se ha rebelado en los sondeos sobre el aborto y ha dicho: ¡Basta! Somos personas. Somos padres de familia. Somos responsables. También los socialistas forman parte de esa sociedad que comparte una red de sentido, una manera de decir o hablar, en el que se alojan todas las cosas de la vida, incluido el feto de lo que será una persona. Independientemente de su estado de desarrollo, por lo tanto, sobre el feto, en verdad, sobre su significado vital pueden hablar los padres, los mayores de edad, quizá con mejor criterio que los menores de edad.

En cualquier caso, los resultados de las encuestas dirigidas a los votantes socialistas sobre el aborto son precisos: antes que un derecho o un delito, el aborto es una desgracia. Una herida, ha dicho el Papa Benedicto XVI con lenguaje poético. Realista. Vital.

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