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José María Marco

Más opciones que nunca

El español es un electorado tan rígido y conservador que hace muy difícil la realización de la esencia de la democracia, que es la alternancia, sin necesidad de buscar ideal alguno en el partido al que se vote para echar a otro.

En las elecciones celebradas en Holanda y Gran Bretaña se han derrumbado los partidos de izquierda. No parece que les vaya a ir mejor en el resto del territorio europeo... salvo en España, claro. Por lo menos hasta ahora ninguna encuesta pronostica ni por asomo un varapalo al PSOE similar al que han recibido los laboristas en estos países, y que seguramente se merecen aquí aún más que allí.

El votante español parece considerar que el cambio de voto viene a ser como una mutación revolucionaria, algo que afecta a su identidad e incluso a su naturaleza, de tan frágil como es. Es un electorado tan rígido y conservador, se atiene tanto a sus costumbres, que hace muy difícil la realización de la esencia de la democracia, que es la alternancia, sin necesidad de buscar ideal alguno en el partido al que se vote para echar a otro. Ya habrá tiempo de castigarlo en las siguientes elecciones, y así es como se regeneran los sistemas democráticos y los propios partidos. Aquí seguimos buscando la utopía... mientras nos gobierna el PSOE de Rodríguez Zapatero.

Nos distingue, por lo menos hasta ahora, otro rasgo de comportamiento: la ausencia de partidos alternativos capaces de canalizar el descontento y la protesta de los votantes. En Holanda ha ganado las elecciones Geert Wilders, un hombre acosado por lo que llama la "auto islamización" de su país. En Gran Bretaña se prevé el éxito de partidos como el Ukip, antieuropeo, que ya consiguió doce escaños en las últimas elecciones del 2004... aunque esta vez puede verse relevado por Libertas. En Austria, entre los jóvenes arrasa Heinz-Christian Strache, jefe del FPÖ, el primer partido del difunto Haider, populista tachado de ultraderechista por sus adversarios. En Bélgica puede llegar a Estrasburgo Derk-Jan Eppink, un liberal clásico, de derechas, autor de un libro satírico sobre las instituciones de la Unión. Nada tienen que ver unas propuestas con otras, pero todas dan voz al descontento de los europeos. Y así en todas partes, menos en nuestro país... Hasta hoy.

Los datos nuevos son la crisis de la representatividad democrática en España, por una parte, y por otro el desplome de la fe en "Europa" como gran solución –y más de una vez camuflaje– de los problemas de nuestro país. Al calor de estos dos cambios han surgido nuevas propuestas o se afianzan otras que ya existían. UPyD es una de ellas, la más respetuosa con las instituciones europeas, la más bien pensante y por tanto la que mayores posibilidades tiene ante un electorado tan conformista (o tan perezoso) como el español. Al lado de esta solución de compromiso está Libertas, una organización de euroescépticos que triunfó en Irlanda, y única lista paneuropea que se presenta en estas elecciones. Y también está un clásico como Alternativa Española.

La campaña electoral no habrá sido especialmente brillante, pero nadie podrá decir que se va a la abstención por falta de propuestas y posibilidades para votar.

En España

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