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Nuevos aires en Afganistán

En la actualidad hay una batalla intelectual en el ejército entre una "vieja guardia" que piensa en la guerra en términos más convencionales, y una "nueva" más centrada en los conflictos asimétricos y la contrainsurgencia.

Ya está en Afganistán el general Stanley McChrystal, el nuevo comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses y aliadas en Afganistán, y uno de los cinco mejores generales del ejército de Estados Unidos. Un boina verde que estará al frente de las más de 30.000 de la ISAF y de las 68.000 tropas del país que habrá a finales de año.

La situación de seguridad en Afganistán se ha deteriorado gravemente en los últimos dos años; hace escasas semanas se registró el más alto número de incidentes en su historia desde la caída del régimen talibán en 2001, según admitió el general David Petraeus. McChrystal llega al país cuando las fuerzas militares occidentales en Afganistán se preparan para un recrudecimiento de la violencia, un repunte que está en parte ligado al envío de refuerzos, concentrados en torno a las elecciones presidenciales del 20 de agosto. Entre ellos un buen puñado de efectivos españoles.

McChrystal, hasta ahora director del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, tiene un alto bagaje en operaciones especiales. Encabezó el temido Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC, en sus en inglés), cuerpo responsable de buscar y seguir la pista de líderes de la red Al Qaeda, que jugó un papel crucial en el éxito del "surge" iraquí. Sus hombres han ejecutado algunas de las más brillantes operaciones de contrainsurgencia en Irak, como la detención del ex presidente Saddam Hussein en 2003 o la muerte tres años después del jefe de Al Qaeda en Irak, Al-Zarqawi. El propio George W. Bush agradeció en público a McChrystal esta última acción.

McChrystal reemplazada a David McKiernan, quien estuvo menos de un año en el cargo tras una destitución insólita y fulminante. La estancia de McKiernan en Afganistán además estuvo marcada por dos ataques aéreos en los que murieron varios civiles afganos, uno nada más llegar en 2008 y otro el mes pasado, coincidiendo con la visita de Robert Gates para anunciarle su relevo. Aunque un 80% de las muertes de civiles son la consecuencia de acciones deliberadas de la insurgencia, que usa a la población como escudo humano, las bajas civiles han dañado mucho la confianza de la población en las fuerzas extranjeras

Según el secretario de Defensa, Robert Gates, el reemplazo de McKiernan responde a la necesidad de "ojos nuevos" en Afganistán. Algunos expertos aseguran que fue un signo de que Washington estaba perdiendo la paciencia con tácticas convencionales que no lograban sofocar la creciente violencia en tierras afganas. Es cierto que en la actualidad hay una batalla intelectual en el ejército entre una "vieja guardia" que piensa en la guerra en términos más convencionales, y una "nueva" más centrada en los conflictos asimétricos y la contrainsurgencia. Dicen que McKiernan es un excelente general a la vieja usanza, mientras que McChrystal es un excelente general en la lucha contra la insurgencia. Además ha trabajado estrechamente con Gates y Petraeus. Su capacidad no borra, sin embargo, la forma en que se pidió a McKiernan que renunciara a su cargo y los agravios contra el general por parte de Gates. Unas malas maneras que para la nueva Administración de Obama debían de ser muy necesarias para demostrar que quieren cambiar el rumbo en Afganistán. Deseamos que no se hayan equivocado.

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