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Agapito Maestre

¡Madurez de juicio!

Ninguna institución, incluyendo la familiar, podrá objetar nada a las abortistas ante el poderío del Estado. Eso es todo: el Estado-Partido, el PSOE, está por encima de la libertad de los individuos y de la sociedad civil.

Hay gente que habla de comportamiento moral, que otros llamarían madurez de juicio, con total impunidad, o sea sin saber de qué hablan. O peor, ensuciando las palabras en provecho propio y elevando la mentira a opinión común. Manchar las palabras para su provecho personal es la tarea principal de Zapatero. Habla del aborto como un matarife de animales. Habla del aborto como si todo quedara reducido a una sencilla intervención quirúrgica. Habla del aborto como si estuviera en posesión de una verdad sólo accesible a los necios y criminales, gentes sin conciencia moral, que elevan el poder del Estado por encima del juicio moral de una sociedad civil desarrollada material y moralmente.

Zapatero empuerca, sí, el genuino sentido de las palabras sin importarle ni siquiera atentar contra su propia vida privada. Esta vez lo ha hecho recurriendo a sus hijas de trece y quince años. Niñas en edad de abortar que, según este atrabiliario político, no tienen por qué consultarle a su padre sobre la conveniencia o inconveniencia de tal circunstancia. Ellas ya tienen, según este sujeto, una "madurez de juicio acorde a las sociedades avanzadas". Además, él sólo les diría lo que promueve para el resto. ¿O no? ¡Quién lo sabe? En todo caso, se legislará, según Zapatero, para que las niñas no tengan que formarse un juicio con el asesoramiento de quienes más las quieren y protegen. Más aún, harían mal en dejarse llevar por el juicio de sus padres, cuando les asisten unas leyes del Estado que han conseguido, finalmente, quitarles a sus progenitores la patria potestad y, de paso, cuestionar todo el derecho civil sobre la mayoría de edad plena.  

La madurez de juicio, sí, formarse un desarrollada conciencia moral es una experiencia complicada, seguramente, de las más complejas a la que pueda someterse un ser humano, pero este presidente del Gobierno, cual salvaje por ilustrar, vincula la madurez de juicio, es decir, de un aceptable comportamiento moral, a las sociedades avanzadas. Falso. Prueba de la falsedad es que una sociedad con un nivel de desarrollo científico y tecnológico aceptable, como es la sociedad española, tiene de presidente de Gobierno al personaje, seguramente, con menor madurez de juicio moral que haya conocido la historia reciente de España.

Las sociedades avanzadas, desde el punto de vista del progreso material, están lejos de haber alcanzado, especialmente en el ámbito juvenil, una elevada conciencia ciudadana. Basta contemplar el fenómeno cotidiano del botellón y el asalto salvaje que sufren los espacios públicos, las calles, de España, durante las dos últimas décadas, para saber cuál es la "madurez de juicio" de una infantilizada y moldeable juventud. Sobre esa parte asilvestrada de la juventud, sin duda alguna, construye su régimen Zapatero. Sobre ella, sí, sobre su supuesta "madurez de juicio" trata de dejar claro que su único objetivo es legislar sobre la vida y la muerte, sobre quién tiene derecho a vivir y quién la obligación de morir.

Ese afán tiránico de Zapatero es tan decisivo de su política que no le importa citar a sus hijas, mezclar indecentemente, como los peores populistas del siglo veinte, lo público y lo privado. Pero, por encima de consideraciones morales sobre la madurez de juicio de nuestra sociedad, la palinodia de Zapatero sobre sus hijas y el aborto sólo tiene un objetivo: el Estado está por encima de los padres de las posibles abortistas. El Estado protege a las menores que quieran abortar sin consentimiento paterno. El Estado es, según Zapatero, el único garante de la moralidad de las abortistas. Ninguna institución, incluyendo la familiar, podrá objetar nada a las abortistas ante el poderío del Estado. Eso es todo: el Estado-Partido, el PSOE, está por encima de la libertad de los individuos y de la sociedad civil.

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