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Pablo Molina

Moratinos el intrépido

No se trata de enviar al ejército a conquistar la roca como hicimos con Perejil, pero un poco de dignidad sí que habría que exigirles a los empleados de Zapatero.

Gibraltar es un territorio perteneciente a la nación española en manos de una potencia extranjera. El asunto es tan elemental que incluso Moratinos podría llegar a comprenderlo a poco que se esforzara. De hecho hay ciertos indicios de que nuestro ministro de Asuntos Exteriores conoce tal circunstancia, por lo que no se entiende a qué viene esta visita en nombre del reino de España.

El que los procesos de descolonización deban llevarse a cabo por la vía de la diplomacia no implica que el país agraviado deba menoscabar su soberanía rindiendo pleitesía a un gobierno extranjero, y mucho menos a su delegado en la zona, cuyo rango político no pasa del de cualquier alcalde de las localidades colindantes. Y no tenemos noticia de que un ministro de Exteriores, mucho menos si es británico, haya girado jamás una visita de Estado para entrevistarse con los concejales de un pueblo situado en territorio foráneo. Moratinos sí, claro, porque a él y a Zapatero el diálogo y las fotos les entusiasman, y como las consecuencias de su atolondrado proceder las pagamos el resto de los españoles, no tienen inconveniente en colocarse en decúbito prono las veces que sea necesario.

Pero es que lo de Moratinos visitando al gerifalte de ese paraíso fiscal para asistir al Foro de Diálogo (¿Ven lo que les decía?) entre el Reino Unido, Gibraltar y España es absurdo incluso desde la perspectiva ilógica que caracteriza a nuestro pintoresco ministro. Si cuando alguien de la familia real británica visita Gibraltar giramos una nota de protesta al Foreign Office porque ese acto menoscaba la indiscutible soberanía de España sobre ese territorio, es asombroso que nuestro ministro visite el peñón en calidad de invitado oficial, circunstancia más gravosa para nuestra posición de país colonizado que tal vez ya no tenga marcha atrás.

No se trata de enviar al ejército a conquistar la roca como hicimos con Perejil, entre otras cosas porque Gibraltar está más poblado (y encima no por cabras sino por... británicos), y además los monos tienen una mala follá sajona-andaluza suficientemente probada y no es cuestión de tener una desgracia o que Brigitte Bardot nos acuse de maltrato animal. Sin embargo, un poco de dignidad sí que habría que exigirles a los empleados de Zapatero. Ya sabemos que el decoro nacional no es una categoría que importe demasiado a los socialistas, pero por una vez podrían hacer un esfuerzo en nombre de todos los españoles. Por cierto, los mismos que casualmente les pagamos el sueldo.

En España

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