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José Antonio Martínez-Abarca

Contra pero con Rajoy

El setenta y nueve y pico de los encuestados no le compraría un coche usado a Rajoy, vale, pero a este paso la inmensa mayoría huiría del actual país con él conduciendo.

Se queja la secretaria general del PP, De Cospedal, de lo poco favorecido que saca el Centro de Investigaciones Sociológicas a su protector, Rajoy. La verdad es que algo raro pasa cuando la valoración global en España de Mariano sólo supera en cincuenta y siete centésimas (buen nombre para un programa de televisión de la primera donde sólo se pueda criticar al Gobierno durante ese micronizado lapso) a Joan Puigcercós, el tipo quizás de la camisa más negra de entre las falanges de choque de Esquerra Republicana, al que encima se le acabó el carisma juvenil cuando se puso gordo como una pularda provenzal y peinó unas horrorosas sienes plateadas a lo González. Apenas cincuenta y siete centésimas de diferencia entre uno de los más eminentes psicopompos que nos lleva por el reino de las sombras hacia la Antiespaña y el candidato mejor situado ahora mismo para presidir España. Lo que pasa es que me creo que lo raro no está en el CIS, sino en el país o bien en Rajoy.

Sólo caben dos lecturas: o bien los simpatizantes de Esquerra se han puesto en contacto en masa con los encuestadores del CIS para colarles sus valoraciones políticas o bien los españoles andan algo despistadillos y no saben discriminar entre Puigcercós e Ibrahimovic. Sin desestimar que Mariano Rajoy también haga todo lo necesario, por el procedimiento de la elusión y el desasimiento –el escapismo a lo Houdini– para no subir del tres coma cincuenta y cinco de popularidad. La última encuesta del CIS incluso tiene rasgos de fino humorismo, como si la demoscopia la hubiese manipulado el mismísimo sir Winston Churchill, quien se preciaba de ello: más de dos tercios de los españoles confían poco o nada en Zapatero, pero no se muestran ni mucho menos tan entusiasmados con Rajoy. Una cosa es que ahora mismo los votantes le den la mayoría al líder del PP y otra cosa, por lo visto, es que deseen ser gobernados por él. ¿Pasa algo raro aquí o no pasa algo raro aquí?

Me temo que De Cospedal se deja llevar, una vez más, por el cepillo y el peloteo, sin cuidar las enormidades que dice. El CIS estará manipulado, pero no creo que si no lo manipularan se notara mucho la diferencia. A estas alturas hasta los manipuladores gubernamentales están lo bastante desanimados como para ni tomarse la molestia. Lo cierto es que los entusiasmos que Mariano despierta a su paso, entre sus no votantes pero sobre todo entre sus votantes, y creo que además intencionadamente (Mariano se huele que este país, a lo más tardar en otoño, va a acabar hasta los cojones de los simpáticos), se acercan al que despertaría un probo empresario de pompas fúnebres armado de una cinta de metro para tomar medidas. Debe reconocer Cospedal que, para no confiar en Rajoy lo que ni por encima de sus cadáveres dejarían los españoles en manos de Zapatero, Mariano la verdad es que ha salido con bien del CIS. El setenta y nueve y pico de los encuestados no le compraría un coche usado, vale, pero a este paso la inmensa mayoría huiría del actual país con él conduciendo.

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